Juan le contesta a Nasius acerca de las riquezas del opus dei, demostrando que tales riquezas no existen.

A mi me hace acordar a un chiste que escuche alguna vez. Resulta que un señor en bicicleta cruza todos los días la frontera llevando un fardo enorme de paja. Como puede la bicicleta se va bamboleando por el peso hasta llegar a la casilla del gendarme. Allí éste, diariamente, lo somete a la misma minuciosa inspección. Mira el fardo por todos los lados, lo pincha con un tridente, etc. Esta escena se sucede durante años. El gendarme esta seguro de que el ciclista contrabandea algo adentro del fardo pero no logra descubrirlo. Finalmente, ya viejos los dos, el gendarme le dice: Mire, yo se que ud. esta contrabandeando algo, solo quiero saber qué es, no voy a hacerle nada, solo quiero que me lo diga. El Sr. de la bicicleta le responde: - de verdad que no va a hacerme nada si se lo cuento? -. –No- le dice el gendarme. –Bicicletas- contesta el señor.

Cuando fui por primera vez a un centro de la obra, esperaba algo mas moderado, como suelen ser las cosas de la iglesia. Medio polvorientas, gastadas, algún calendario de turismo en las paredes... Ya se sabe. Me impacto mucho la casa. Me hicieron pasar a una salita para explicarme las actividades  y aproveche para plantear el tema de la “riqueza”. El numerario que me atendía me explico muy bien que solo se trata de lo que cualquier casa de una familia “normal” puede tener. Yo tenía solo 15 años y el dialogo fue una cosa así:

-por ejemplo, en esta sala, hay sillones…- decía el numerario.

-hu?- respondía yo.

-Tu tienes sillones en tu casa?-

-bueno, si, claro, sillones tengo-.

- bueno, entonces… y también hay una vitrina.. tu tienes una vitrina en tu casa?-

- si, también, claro…-

- y dentro de esa vitrina que hay?-

-no se, platos, adornos, cosas asi…-

-bueno, aquí también…lo mismo. Tu eres rico por tener esas cosas?-

-no-

-pues el opus dei tampoco-.

El numerario me hizo el viejo truco del fardo y mi inexperiencia me impidió reconocerlo.

Claro, como el gendarme, yo me concentraba en el fardo, y en el fardo no había nada. Lo que no me daba cuenta es que las cosas que el me mostraba estaban en la sala, y la sala estaba en una casa, y la casa ocupaba un cuarto de manzana en el lugar mas caro de Buenos Aires, rodeada de edificios donde familias de clase media como la mía subsistían decorosamente en unos 100 mts. cuadrados mientras el club para niños del opus dei ocupaba varios miles, sin incluir el extenso jardín. A un valor de varios miles de dolares el metro, que cualquiera haga la cuenta.!

Juan, mira que tienes cara para defender al opus dei en este tema, ¿por qué no te olvidas de nosotros y vas a perder tu tiempo a otra parte? De verdad te lo digo.

Paz a todos

Otaluto.