Opuslibros - Praxis habitual con los agregados.- Josu

Queridos Todos:

Me animo a escribir este email, después de haber leído en innumerables ocasiones diferentes escritos (prefiero obviar el término testimonio) que me han traído a la memoria innumerables recuerdos que mantenían en la incosciencia. Y es que cuando uno sale trata de olvidar ese calvario por el que ha pasado y el sentimiento de culpa que te crean y que te genera una absoluta inseguridad. Aprovecho estas líneas para agradcer a los "orejas de guardia" el esfuerzo que se toman en mantener viva esta página que tanto aliciente nos da para hilarizar sobre una experiencia vital que ha marcado nuestras vidas.

La experiencia de Nacho me ha recordado mucho a la mía en algunos aspectos.

Yo fui agregado y abandoné hace cuatro años, después de ocho años de fidelidad y engaño. Ahora tengo treinta y tres años y me doy cuenta de la comprensión y el respeto que tuvo mi familia y mis amigos por la decisión que tomé un día. Ahora trato de devolver a mi madre en concreto todo el cariño y comprensión que ella me dió durante mi estancia en La Cosa. Me siento francamente en deuda con ella. La Cosa no sólo afectó a mi situación financiera, sino que también sangré a los míos con aportaciones y regalos a La Cosa, bajo el pretexto de ganarse el cielo. ¡Qué engañado estaba!y el único responsable he sido yo. Sólo me pesa por haberles inducido a hacer algo que ellos no deseaban y que sólo lo hacían por verme a mi feliz. Yo soy financiero de profesión y doy fe que de lo que comentas con respecto al asunto de las herencias es absolutamente cierto. Recuerdos que varias ocasiones me llamaban de la delegación para ayudarles con respecto a algunas posiciones que había que colocar en fundaciones etc. No deseo profundizar en este tema porque siento auténtica vergúenza ajena. Pero me sirve para desahogarme y liberar esa rabia que en ocasiones aflora. Al leer tu mail se me han saltado unos lagrimones de cuidado, pensando en esa pobre gente que sigue engañada bajo el pretexto de ganarase la salvación eterna. ¡Cómo se puede comerciar as!

Hace cuestión de dos meses me llamó un numerario para tomar un café, accedí y la verdad es que la verle, lo único que pensé es que mi estancia en la cosa, sólo fue una mala noche en un mala posada. El pobre numerario intentó reconducirme y me pidió colaborar (economicamente claro). Al final acabé riéndome porque me dio mucha lástima. Me dio la sensación de estar hablando con un adolescente de 32 años sin inguna experiencia de la vida. Lógicamente no sólo no colaboré en nada sino que creo que le abrí los ojos coméntandole determinados hechos (como lo de los testamentos de los solteros que acuden a la Clínica), que son una auténtica aberración.

Estimado Nacho a través de este mail, sólo pretendo manifestarte mi apoyo y confirmar que lo que expones en tu mail, no sólo es corroborable por mí en este caso, sino que se trata de una praxis habitual con los agregados.

Desde aquí mi más sincero apoyo a todos.

JOSU