El amor es lo primero, también para Gallo.- Mineru
Fecha Monday, 01 February 2010
Tema 078. Supernumerarios_as


Apreciado Gallo:

En razón de avatares personales de mi vida, he tenido que intervenir en disputas matrimoniales, cosa que no desearía al peor enemigo, si es que lo tuviere. Afortunadamente para mí, esos tiempos quedaron atrás. Pero guardo de aquella época la experiencia de que nadie sabe más de las entretelas de un dormitorio que los que allí yacen. Todos los demás juzgamos por meras apariencias y, en caso de disputa, cada parte dice lo que le interesa. Normalmente, también cree en lo que dice; al menos, cree en la intención con que lo dice. Hablo de meras disputas conyugales y no del execrable fenómeno de la llamada en España “violencia doméstica”, que es un tema mayormente penal y no tanto civil. Pero este fenómeno no viene al caso aquí ni ahora.

Dicho esto, comprenderás que no dé contestación a la repetida pregunta de 29/01/2010 en los términos que tú planteas. Y ello, entre otras cosas, porque sospecho que vuestro matrimonio no está sometido al derecho español, donde la disolución del vínculo matrimonial mediante el divorcio se decretará judicialmente por la simple voluntad de uno cualquiera de los cónyuges, una vez transcurridos tres meses de su celebración, previa presentación de una demanda al efecto acompañada de propuesta fundada de las medidas que hayan de regular los efectos derivados de la separación, sin necesidad de que medie ninguna causa ni motivo más que el mero deseo del que solicita el divorcio y aún en contra de la voluntad del otro cónyuge.

Por tanto, mi segundo consejo debe ser que te busques un buen profesional del derecho en tu país para que te asesore bien, ya que pudieras no estar bien informado, como pareces demostrar al indicar que tu mujer no te quiere dar el divorcio, pues no son los cónyuges sino los jueces y el Derecho de cada país quienes determinan el ejercicio de los derechos civiles.

Como es evidente, sólo tu mujer y tú podéis valorar hasta dónde ha llegado y en qué ha consistido la comunicación y el amor entre vosotros, antes y durante el matrimonio. Yo sospecho que, quizá, no ha sido una comunicación efectiva porque, con el dato del agua bendita nocturna que nos das, no llego a captar la causa por la que nunca le has preguntado a ella el motivo de rociar el lecho. Lo mismo puede decirse del resto de cosas que te entristecen, desesperan y, muy probablemente, te angustian.

Y si nunca le has preguntado personalmente a ella por los motivos, comprenderás que yo no entienda por qué ahora lo preguntas públicamente.

Por otro lado, ningún ser humano es perfecto, ni siquiera los científicos, ni los jueces, ni, por supuesto, el que esto escribe. Aún así, imperfecto e ingenuo de mí, sin pretender intervenir en vuestras disputas matrimoniales, os animo a ti y a tu, por ahora, esposa para que uséis vuestro sentido común y examinéis hasta dónde os amáis y aceptáis el uno al otro; hasta dónde estáis dispuestos a ir el uno por el otro (o los dos juntos); a qué estáis dispuestos a renunciar para teneros el uno al otro. Hay profesionales que os pueden ayudar. Podéis empezar por estas o por otras preguntas. Pero, en cualquier caso, sólo vosotros dos (tú y ella) tenéis las respuestas.

Este es, también de todo corazón, mi primer consejo.

Mineru.









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