Reflexiones desde mi hogar.- Lara
Fecha Monday, 19 April 2010
Tema 010. Testimonios


Me da mucha tristeza leer estas historias, historias que tristemente tienen un nombre y un apellido. Reales, vivas, personales. Me enamoré de una bondad de las formas, de una bondad que sólo esconde el egoísmo. Algo me oprime el corazón en estos momentos al comprobar que la excepción no es la norma. Las historias se repiten, una vez desterradas las máscaras, la hipocresía, salen a la luz. El silencio ¡qué gran aliado! ¿Cuántos labios habrán sido sellados?

Parece que la lucha entre el bien y mal continúa en el mundo al igual que el primer día, es el eterno dilema. Me pregunto cómo se quiere llegar al diálogo si ni siquiera dentro de la propia Iglesia hemos conseguido llegar a escucharnos, ¿estaremos leyendo la misma Biblia, el mismo Evangelio? El Dios que yo conozco sólo derrama Amor y Misericordia, su único anhelo consiste en mendigar nuestro amor, hasta ese grado Se rebaja. Pero todos, en algún momento, resultamos ser unos hipócritas sin reconocerlo, el mal y el bien también alberga en nuestro interior. La Iglesia ha pasado por peores épocas y ha resurgido, no por ella misma sino por voluntad del Padre. Y aquí estamos de nuevo los hombres, tú y yo, preguntándonos qué hay de verdad en todo esto.


La verdad, desde mi modo de ver, sólo la puede resumir una palabra AMOR, fuimos creados por Amor, para amar y ser amados. En su pequeñez y sencillez el amor encierra el mayor tesoro, la felicidad que todos anhelamos. Felicidad, que deriva de pequeños instantes hechos vida, una sonrisa, la lluvia, un abrazo, una mirada, una desilusión, un libro, el llanto, el sol, el trabajo, una canción, un pensamiento, un enfado, una ilusión, la familia pero ante todo, la autenticidad de atreverse a ser uno mismo, de quererse, respetarse… porque amándonos a nosotros mismos podremos amar a los demás cómo se merecen y amaremos al mundo. El océano está hecho de millones de pequeñas gotas de agua y cada gota es única, hermosa, necesaria. Es maravilloso que el mundo esté vivo y sea gracias a historias personales, a tu historia, mi historia, la de todos.


Cuántas injusticias dejarían de hacerse si descubriéramos en el otro un corazón, al igual que el nuestro, necesitado de amor y aceptación incondicionales. Y es que la Vida, desde el cariño y la confianza, un día nos preguntará por la calidad de nuestro amor… ¡Qué gran virtud la gratitud!

Con mis mejores deseos,

Lara.

P.D. Yo era “atea”, me convertí en parte gracias al apostolado del Opus Dei y a los pocos meses pedí la admisión como numeraria. También existe el apostolado ad fidem en la Obra.









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