ROMA, 17-V-2010
Queridísimos: ¡que Jesús me guarde a mis hijas y a mis hijos!
1 Siempre es tiempo de acción de gracias a Dios, pero en algunos momentos este gozoso deber adquiere mayor relevancia. La reciente celebración del VIII Congreso General ordinario de la Obra nos ofrece la ocasión de elevar al Cielo nuestra voz y nuestros corazones con mayor insistencia. Con las palabras de San Pablo a los cristianos de Éfeso y a los de todos los tiempos, os invito a dar gracias siempre por todas las cosas a Dios Padre, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo 1.
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