Adiós y ¡Gracias! Mi homenaje a Jutta Burggraf.- Esteban Larrea
Fecha Monday, 08 November 2010
Tema 130. Agradecimientos, felicitaciones


Adiós y ¡Gracias! Mi homenaje a Jutta Burggraf

Esteban Larrea, 8 de noviembre de 2010

 

 

Tuve el gran honor de conocer y tratar a Jutta, fue mi profesora en la UNAV pero sobre todo mi gran amiga y gran consejera. Su risa tan sincera y de niña, era una sonrisa verdadera de una mujer Santa, pero auténtica porque era natural su rostro iluminado siempre, por eso había una santidad verdadera ya que Jutta no usaba ni caretas, ni se forzaba por manifestar su alegría. El saberse hija de Dios, pero con naturalidad y sencillez propias de Dios, no forzada, ni aprendida por cumplir "normas" estas características eran propias y naturales de alguien que sí vivía en Dios y para Dios. Esa era Jutta.

 

Especialista en Ecumenismo, fue sorpresivo para mí y muchos más, el que nos hable de las otras ramas del cristianismo, llena de amor, con una posición de bondad y cariño para aquellos que se habían separado, bien por ignorancia, bien por fanatismo. Nos decía que Dios nos ama a todos, no a algunos como oímos con escándalo de otros profesores sino a ¡Todos! Dios nos amaba a Todos y así sus clases eran encantadoras, como también su personalidad y su gran sabiduría.

 

Como amiga, excepcional, gran católica, gran cristiana y por qué no decirlo una mártir de verdad, porque estando "dentro", sufría en carne propia, mucho de lo que se habla aquí en opuslibros.

 

En lo personal, me dio grandes y sabios consejos hasta hace poco tiempo, antes de que su enfermedad la impidiera seguir en contacto. Una amistad sana y pura, propia de los hijos de Dios sin camisas de fuerza; supimos crecer juntos de manera sana.

 

Viví momentos duros en la facultad de teología de Pamplona, injusticias, mentiras, actos inhumanos, propio de cuando deciden, esos pobres, que ya no existes, anulando de un rato a otro todo lo bueno que puedas tener o haber hecho. En mi caso pasó esto y fue Jutta quien, con ojo clínico, un día se acercó en la Biblioteca y me preguntó algo de una Santa ecuatoriana y fue el pretexto para conversar y resultó una fuente de consejos sabios que lograron que yo no me hunda por completo.

 

Fue gran sorpresa que Jutta, sólo con 10 minutos de escucharme, comprendió todo lo que me ocurría por más de 8 meses y en parte fue quien logró que no me haga tanto daño, siempre llevándome por buen camino a que perdone, a que comprenda y no juzgue a quien no se debe juzgar decía, pues no hay peor ciego que el que no quiera ver, por eso se debe perdonar porque no han visto... decía con una ternura que convencía y pensar que así se refería a quienes también le habían hecho sufrir. Recalco que era una amistad sana o una relación de hermanos en Cristo, porque más de uno pensó y debe haber pensado viéndonos o pensará leyendo esto, que había una amistad particular, comentario propio de quienes son inseguros y miran mal todo lo normal porque son todo menos caritativos, humanos y normales.

 

Jutta, seguro estarás feliz de leer que he escrito aquí por primera vez y por hacerte un sencillo pero muy sentido homenaje. Tú sí eres un gran testimonio de tenacidad, fortaleza, alegría, que has vivido con mortificación de la verdadera, tu sufrimiento con inmensa alegría. Gracias porque me ayudaste mucho y lo hiciste con varias personas, a quienes nos supiste comprender desde tu sufrimiento que era el mismo que vivíamos ahí y siempre santamente ofreciéndonos tu enfermedad.

 

Ahora que ya estás con el Señor y con nuestra Buena Madre, serás de mayor intercesión para nosotros y la verdad en algún momento, tendrá luz, porque la ¡Verdad nos hará libres! Cuídanos y acompáñanos en el caminar que nos falta. ¡Gracias Jutta!

 

Tu alumno y gran amigo

Esteban Larrea









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=16926