Sal en la herida.- ramana
Fecha Monday, 21 February 2011
Tema 090. Espiritualidad y ascética


Leo con mucha atención y estupor (y dolor) todos los testimonios que aquí se vierten, unos con mejor prosa que otros, unos con más acidez que otros, pero en muchos de ellos colea algo que no me deja tranquilo -últimamente acrecentado con la diatriba sobre la santidad del papa JPII- y que voy a intentar placear, por si es útil, advirtiendo de entrada que lo planteo con el máximo respeto, con infinita compasión por el dolor de todos, que es el propio, pero con ganas de poner, desde hace tiempo, algunos puntos sobre alguna íes.

Esta no es una página de católicos ni para católicos, el mundo es mucho más ancho y ajeno que el catolicismo romano, incluso que el cristianismo en todas sus vertientes, hay mucha gente honrada y buena (tradúzcase si place, santa) dentro y fuera de cualquier confesión religiosa.

Pero el síndromo de Estocolmo de muchos ex llega a tal extremo, y aquí se representa a brazadas, que necesitan justificar que "a pesar de haber dejado la Obra, ellos siguuen siendo buenos católicos", y ven con malos ojos a los que habiendo dejado la Obra (como es mi caso) y tras muchos años de busca y profunda investigación en otros ámbitos, hemos llegado a la conclusión de que, como decía el gran y sabio Khrisnamurti, la religión es el origen de (casi) todos los males de este mundo. No hablo de abrirse a lo sagrado, de la busca interior, y mucho menos de la vida contemplativa, o mística, hablo de las religiones positivas exotéricas y sus afanes de poder y sus teologías rallanas en el ridículo y la leyenda; bien es cierto que las hay menos dañinas que otras, pero en todas cuecen habas.

Dicho lo cual, y dicho con todo respeto hacia los creyentes católicos que me están leyendo, considero una errónea línea de conducta la de esperar que la Iglesia católica (lean la historia de sus desmanes, mentiras y desafueros, y no solo en la Edad Media) un día se baje del caballo, condene al Opus Dei y les dé la razón a todos los que desde estas impagables páginas han querido dar fe de su fe, de una manera que muchas veces roza un ingenuo infantilismo.

Termino, para desengrasar, con un chiste: un día, el Padre decide dar vacaciones a las otras dos personas, y el Hijo dice: "estupendo, iré a Jerusalén, a visitar mi sepulcro", y el Espíritu Santo exclama: "pues yo aprovecharé para conocer Roma, allí no he estado nunca".

un abrazo para todos y namaste.

Ramana









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