La actitud pasiva no lleva a ninguna parte.- Vega
Fecha Monday, 01 August 2011
Tema 110. Aspectos jurídicos


LA ACTITUD PASIVA NO LLEVA A NINGUNA PARTE

Vega, 1 de agosto de 2011

 

Sigo la web OpusLibros con cierta intermitencia, siempre con interés, pero nunca se me había ocurrido escribir, pues nunca he pertenecido al Opus (Gracias a Dios, todas las veces que lo intentaron dije que NO, pero tanto por mi educación como por mi biografía, que no detallaré, me siento muy identificada con los procesos vitales y las experiencias traumáticas que aquí se cuentan).

Me angustia la situación de tantas personas que habiendo entregado su vida y su trabajo durante muchos años, se encuentran ahora prisioneras porque el Opus nunca les dio de alta en la Seguridad Social, ni les hizo contrato laboral, ni les permitió tener nada propio. Me indignan esas sentencias desestimadoras de cualquier derecho, que personalmente creo fruto de la ignorancia sobre lo que es el Opus por parte de autoridades y jueces, de la ignorancia y la falta de legislación y jurisprudencia sobre las sectas destructivas (esta no es la única, ahí está la Cienciología y otras) y de la reverencia y sumisión que sigue inspirando la Iglesia y todo lo que a ella pertenezca en el estamento judicial. Todo esto pensando bien, es decir, sin entrar en cuántos miembros de la alta judicatura son miembros del Opus (de unos se sabe, de otros se puede sospechar)...



En la propia web OpusLibros predomina cierto "síndrome de Estocolmo" respecto a la organización de la Iglesia como tal, según mi juicio, porque se ve demasiada resignación ante lo que la Iglesia NO hace con el Opus (meterlo en cintura, aceptar lo que es y obrar en consecuencia), cierta ceguera a la relación simbiótica que el Opus ha mantenido con Roma durante su existencia ("trae dinero, trae influencia, trae poder, proclama una ortodoxia doctrinal y un conservadurismo sin fisuras... ah, pues entonces nos conviene", viene a ser la actitud que he visto siempre predominante) y, lo que viene ahora al caso, también una ausencia total de planteamientos respecto a lo que el Estado no hace y debería hacer.

Y no lo hace porque el Estado, en España (y sospecho que en países de Hispanoamérica) no es realmente aconfesional o laico con todas las consecuencias. Si lo fuera, habría una legislación y una doctrina jurisprudencial justas, y coherentes con el resto de las leyes, respecto a las obligaciones que cualquier institución de vida religiosa tiene con sus miembros y ex-miembros.

No sería posible, si las cosas fueran como debieran ser, una sentencia en la que se alegue "ah, usted era un miembro de una Orden religiosa y se ha ido... pues ni un duro, ni una indemnización, ni una devolución, ni un derecho". Habría una aplicación del Derecho Civil y Laboral general, según el cual, un despedido tiene derecho a indemnización, y un socio que se va de una sociedad tiene derecho a su parte, y una persona en apuros tiene derecho a prestación de "alimentos" (manutención) por parte de su familia, cónyuge, etc. Y un miembro de una Orden religiosa sería alguna, o varias, de estas cosas: un asociado, o un empleado, o un comunero de una comunidad de bienes, o un análogo de "hermano" o "esposo" según el Código Civil (con derecho a alimentos por tanto). O varias de estas cosas. Lo que no sería es un ciudadano sin derechos, a quien no se le aplica la misma legislación que a todo el mundo porque predomina el código Canónico (que no es legislación de verdad, ni se puede oponer a las leyes, sino que equivale al Reglamento interno de cualquier asociación, pero que en la práctica, con el amparo global del Concordato, goza de un respeto casi como si fueran verdaderas leyes y no meros reglamentos internos o cláusulas contractuales de adhesión, que tienen un valor legal muy limitado)

Todos los derechos y todas las libertades civiles que tenemos como ciudadanos no existen salvo porque fueron reclamados y conseguidos, a veces con mucho esfuerzo y sacrificio. Ningún derecho sobrevivirá eternamente con nuestra pasividad: solo si lo ejercemos, lo reclamamos, lo hacemos valer, a veces también con mucho esfuerzo y paciencia. La actitud pasiva al respecto no lleva a ninguna parte.

Pienso por eso si no sería un deber cívico, que cualquier ex-miembro debería plantearse, el de reclamar al Opus sus derechos, incluso si se han conseguido buscar la vida por su cuenta y conseguir ingresos y apoyos por otro lado. Es la única manera de que sucesivas sentencias les vayan llevando a contradicciones jurídicas respecto a las alegaciones que hacen en cada caso, de que ahora un juez, luego quizá otro, vayan sabiendo más de lo que sentencian y obren en consecuencia, de que finalmente el opus establezca un procedimiento o un cauce para ayudar institucionalmente a los que se van, lo que solo harán cuando la alternativa ("por las malas") sea peor.

Esa sería la MEJOR manera, quizá la única eficaz, de apoyar la libertad de los que están dentro porque no se pueden ir. La manera de apoyarles, de que tengan apoyo económico, de darles derechos, de ayudarles a emanciparse. Que tengan cientos de juicios pendientes en todos lados.

Esto es solo una idea, una sugerencia y una palmadita de ánimo. Bastante hace un captado por una secta con irse, y bastante tiene con reconstruir su vida como para exigirle cualquier deber moral adicional. Pero esta secta en particular parasita la privilegiada situación legal y social que la Iglesia tiene en España y otros países, y sería muy bueno que eso se pusiera abiertamente de manifiesto, porque también por eso, el daño que causa es mucho mayor, ya que tiene la indulgencia y la reverencia con las que cuenta la Iglesia por parte de amplias capas sociales.

La otra cosa que quisiera comentar sobre el mismo tema, que es más delicada, es la siguiente:

El Opus, según deduzco, no tiene sus propiedades ni actividades a su propio nombre: usa sociedades pantalla, testaferros, etc.

Tales sociedades pantalla y testaferros, serán personas (o estarán apoderadas por personas) de la confianza de la organización, y directores o gente con cargos. Me asombra ver cómo hay miembros del Opus escribiendo en esta web, desengañados y escépticos con el Opus, que tienen incluso cargos directivos o probablemente manejan dinero, recursos y patrimonio de la organización (la cual maneja muchos medios económicos) que no se plantean intentar resolver por su cuenta el asunto de que el Opus cumpla con sus miembros que se quieran ir. Los testaferros y las sociedades pantalla tienen personas concretas que legalmente las representan, firmas autorizadas para disponer, manejan presupuestos y dinero... y todo eso se lleva de manera opaca, a nombre de personas y sociedades que no son el Opus oficialmente: pues que sean ellos justos, si no lo es la organización. Que den lo que corresponde moralmente, y si por eso les echan, pues bien echados están. Que se cubran las espaldas legalmente para hacerlo, y punto. Que no den explicaciones mientras no se las pidan, y que tampoco den cuando se las pidan, salvo "era lo justo". Cada persona a la que den medios para irse (contrato, reconocimiento de deuda, indemnización, alta en la seguridad social, devolución de inmuebles u otros donativos, lo que sea) es una persona a la que han salvado, y que ha recibido un poco de justicia. Y eso es lo que vale. Secundariamente, quizá ese comportamiento haría por fin que el Opus regularizase la situación de las personas a su servicio.

Sigue habiendo mucho síndrome de Estocolmo, mucha reverencia y consideración por parte de muchos ex y de muchos que están dentro a disgusto. Nada de esto es defraudar, estafar o comportarse mal, y sin embargo, parece que es tabú.

Como dice el dicho:

"No dejes que tu sentido del deber te impida hacer lo que está bien"

Aforismo que parece de aplicación a los miembros del Opus más que a cualquier otro grupo humano.

Vega







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