Justo antes de la admisión, como quería hacer una confesión general de toda mi vida para empezar una nueva conversión con la que luchar por cumplir con todos los preceptos de la doctrina católica, le pregunté al sacerdote (de la obra) si se consideraba pecado no pagar impuestos en cosas pequeñas, como por ejemplo pagar sin factura una reparación de un fontanero. Me quedé muy sorprendido, porque me contestó que no sólo no era pecado hacerlo en cosas pequeñas, sino tampoco en cosas grandes como por ejemplo, vender una casa parte con factura y parte en dinero negro...

Como lo que yo buscaba era realizar una verdadera conversión y llevar al extremo el cumplimiento de los mandamientos, no me quedé a gusto con la respuesta del sacerdote que no me parecía bien en conciencia, tanto por lo que suponía de hurto al Estado y por tanto al resto de ciudadanos, como por lo que suponía de mentir a la hora de hacer la declaración de la renta, por no hablar de lo que supone en cuanto a insolidaridad con los más desfavorecidos. Así que me fui al Catecismo de la Iglesia Católica para ver qué decía sobre este particular. El punto 2240 dice así:

La sumisión a la autoridad y la corresponsabilidad en el bien común exigen moralmente el pago de los impuestos

Como en este caso venía tan claro en el Catecismo, no me dejé llevar por ideas irracionales como "hay que pisotear la soberbia y no fiarse del propio criterio", "los superiores saben más", "seguiré rezando para entenderlo", etc.

Esta fue la primera vez que la obra me decepcionó conscientemente, ya que un sacerdote me estaba aconsejando algo claramente contrario al Catecismo de la Iglesia Católica.

Pasados unos meses, ya después de la admisión, en una charla con el director, tras hablar sobre las obligaciones civiles de los católicos, me dice que hay que cumplir con las obligaciones, salvo una excepción: la de los impuestos. De nuevo, también el director me estaba recomendando algo contrario al Catecismo de la Iglesia Católica.

En este caso, sí que conscientemente tuve claro que estaban equivocados y aquí comenzaron mis suspicacias con ciertas ideas de la obra. Entonces, por mi ingenuidad no sabía que el hecho de no pagar impuestos está en la esencia misma del opus dei. Gran parte del crecimiento en todo el mundo se debe precisamente a no cumplir con sus obligaciones civiles, por ejemplo con Hacienda y la Seguridad Social.

Cualquier pequeño empresario sabe lo difícil que es crecer cumpliendo todas las obligaciones fiscales y laborales. Es muy fácil crecer sin cumplir la Ley, no tiene ningún mérito. El reto de cualquier cristiano está precisamente en eso, en aumentar sus ingresos de manera honrada, pagando sus impuestos y la seguridad social de sus empleados, así como cualquier otra obligación civil. Eso es lo difícil y lo meritorio. Es en estas cosas donde a la hora de la verdad se comprueba si alguien es un auténtico cristiano o no. Y con más razón si se trata de una organización multimillonaria como es el opus dei.

Ya dijo Jesús que no se puede servir a dos amos. En estos dilemas morales es donde toca elegir a qué carta nos quedamos. El opus ha preferido optar por la carta del poder terreno, a costa de su honradez como institución.

Un cariñoso saludo a todos,

simple-mente

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