Prelatura Personal: ni solución, ni definitiva.- adrenalina
Fecha Monday, 28 November 2011
Tema 110. Aspectos jurídicos


Hemos de dar muchas gracias a Dios por la erección de la Obra en Prelatura Personal en 1982.

 

Recordamos el año 82 con los centros de estudios llenos. El “ambiente” que respirábamos entonces en los centros era de euforia ante la avalancha de “vocaciones” con que el Cielo premió al primer instituto secular de la Iglesia. Muchos centros de numerari@s tenían todas sus plazas cubiertas. El proselitismo voraz que practicábamos daba sus frutos. Nadie entendía qué fuera realmente la Obra, pero eso daba igual. Las "vocaciones" venían, que era lo realmente importante. ¡Cuántas anéldotas tendrá guardadas Satur de aquellos tiempos de santa coacción!

 

La tan deseada fórmula jurídica de “la Prelatura Personal” fue el acontecimiento que marcó un antes y un después en el devenir desastroso de la institución.

 

Con la transformación de la Obra en Prelatura (dejaba de ser una congregación religiosa más), ocurrió lo que todos conocemos gracias a los nuevos cauces de comunicación que entonces no teníamos: los centros de estudios empezaron a vaciarse hasta suprimirse, masivamente desaparecían numerari@s y agregad@s, los centros quedaban medio llenos, muchos hubo que cerrarlos, etc., etc., etc.

 

Así hasta llegar a la encrucijada que vive hoy día la Obra: cuestionada en la Santa Sede por la violación sistemática de las leyes eclesiásticas. Con demandas judiciales de la Prelatura y a la Prelatura que afloran en muchos lugares del mundo. Con su Vicario General inmerso y entretenido en batallas legales para salvar su nombre. Con los “documentos internos” de gobierno del Opus Dei, que contienen auténticas aberraciones -ocultos durante décadas a la jerarquía y a los propios miembros y miembras- conocidos ya en todos los rincones del planeta, etc., etc., etc.

 

¿Qué queda hoy día de aquella orden religiosa denominada Opus Dei que recibió su “aprobación DEFINITIVA” como instituto secular allá por los años 50 del siglo pasado, sometida en 1982 a una operación de cambio de sexo eclesiástico? Mucho dinero, algo de poder, contadas “vocaciones” de miembros y miembras célibes, escasa o nula credibilidad, sus abusos -pacientemente desenmascarados- al descubierto, y una carta de octubre de 2012 de su actual prelado que entrará a formar parte de las vergüenzas de la historia.

 

Con la “solución definitiva” de 1982 llegó el comienzo del fin de la institución.

 

Tal vez lo de “Prelatura” ni fue solución, ni fue definitiva.

 

Brindo hoy por Agustina, los que se quedaron en el camino en una lucha sinsentido, los que siguen dentro como meloestoypensando y la perseverancia de Opuslibros.

 

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