Opus Dei, antes y después de Opuslibros.- Sharon Sharia
Fecha Friday, 09 December 2011
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


Pienso que la historia del Opus Dei no es antes y después de la muerte de "San Josemaria" o antes y después de su canonización. Si fuera necesario delimitar un antes y un después considero que será antes y después de que todos (al menos algunos) de sus miembros se enteraron del contenido de los documentos secretos. A manera de lo que me enteré ANTES de Opuslibros es el siguiente párrafo (como desconocía el resto de los manuales internos mi imaginación volò mucho màs de lo que se contemplan en los documentos internos, porque los directores se ponían rojos por el simple hecho de decirles que había recibido esto y me decían que si no revelaba quien me lo había mandado estaba teniendo un secreto con el demonio por falta de sinceridad. Sigue el texto que recibí...

“Los Directores han de prevenir las dificultades psicológicas —no se trata, de ningún modo, de hacer psiquiatría— que pueden surgir en algunos casos, con motivo del exceso de trabajo, de la edad o de enfermedades. Esas dificultades —si se dan— no son generalmente consecuencia de un desequilibrio mental o nervioso, sino que suelen deberse al cansancio, a la tensión interior que comporta una vida de intensa labor; y pueden superarse, de ordinario, con los habituales medios humanos y sobrenaturales. Con frecuencia, muchos de esos posibles obstáculos desaparecen cuando se abre el corazón con sinceridad; pero a veces, es preciso adoptar, además, medidas que faciliten la solución, y que quizá el Consejo local no ha considerado o no está en condiciones de tomar. Por eso, aparte de los medios ordinarios de dirección espiritual, puede buscarse una ocasión para que el interesado tenga una conversación sobrenatural, honda y fraterna, con algún Director Regional o con otra persona designada por los Directores, que le ayude a enfocar los puntos precisos y —si es necesario— sugiera a la Comisión Regional otras medidas oportunas: un descanso especial; un cambio de ocupación o de Centro, etc.

 

Sin embargo, no se puede olvidar que, a veces, una excesiva tensión —o su desenlace en una actitud de desaliento o de indiferencia— procede de escasa humildad en la aceptación de las propias limitaciones o de los errores en que uno haya incurrido; y entonces conviene mover al interesado a mejorar su contrición, a admitir con dolor de amor la propia responsabilidad en las posibles faltas o ineficacias, a pedir perdón al Señor frecuentemente. Esto devuelve siempre la paz al alma, sosiega también físicamente y atrae la gracia de Dios.

 

Los Directores extreman su cariño y su desvelo en situaciones especiales, que quizá surgen con el paso de los años. Son ya muchas las personas que llegan a la madurez de su vida sirviendo al Señor en su Obra. Por eso, los fieles de la Prelatura deben saber, para estar preparados psíquica y espiritualmente, que en algunas épocas, entre los 40 y los 50 años, determinadas circunstancias —incluso físicas— pueden originar una cierta depresión psicológica, que quizá repercute en el carácter y en la manera de ver las cosas, originando un estado general de cansancio y de falta de serenidad y seguridad. Este ligero desequilibrio psicológico —en la mayoría de los casos, pasajero— es un hecho absolutamente normal.

 

Puede ocurrir también que, en esos momentos, alguno llegue a plantearse —sin ningún fundamento objetivo— problemas de orden profesional o sentimental, e, incluso, dudas de vocación, a pesar de haber servido fielmente al Señor durante muchos años, con alegría y con eficacia. Los Directores y los que reciben Confidencias, estarán muy atentos para, si se manifestasen esos síntomas, saber prevenir, cuidar y orientar a sus hermanos con especial comprensión, ayudándoles con delicadeza y prudencia a superar esos estados. Cuando se prevén esas situaciones, se pueden suavizar en gran parte con la atención debida y, cuando sea necesario, con los cuidados médicos adecuados.

 

Será siempre oportuno —para evitar que alguien busque causas imaginarias— hacerles comprender el origen natural de ese estado pasajero de ánimo y, al mismo tiempo, insistirles en la necesidad de apoyarse más sólidamente en la vida interior y de ser muy dóciles. Además, hay que tener en cuenta que, en estas épocas, cuesta más adaptarse a cualquier nuevo trabajo, ya que las dificultades pueden acentuar la crisis. Al hacer la revisión médica periódica, se verá en cada caso la necesidad de una atención o un tratamiento médico especial.

 

Por estas razones, antes de que un Consejo local autorice a alguno a acudir a la consulta de un psiquiatra —y, con mayor razón, a un especialista en psicología que no sea médico—, consultará a la Comisión Regional, informando de las circunstancias del caso y sugiriendo lo que considere conveniente.

 

Como es natural, si se trata de un Supernumerario, ese consejo estará supeditado en muchos casos a la decisión familiar. Y, si el problema se plantea a un Numerario o Agregado que no haya hecho aún la Oblación, su propia familia de sangre tendrá que decidir sobre la oportunidad de una visita médica de ese tipo. Naturalmente, el Consejo local pondrá el hecho en conocimiento de la Comisión Regional, e informará del dictamen del médico, para tenerlo en cuenta antes de que se le conceda la Oblación o la Fidelidad. De todos modos, dejando siempre claro que la responsabilidad de cualquier decisión recae sólo sobre los padres, se procurará aconsejarles, para que elijan un médico de garantía.

 

En general, cuando resulta imprescindible acudir al psiquiatra, es muy difícil separar los aspectos estrictamente médicos de otros que pertenecen a la intimidad de la conciencia y de la propia vida interior; por eso, estas normas de prudencia se aplican también cuando esos especialistas son miembros de la Obra, o cuando otros médicos lo aconsejan al interesado.

 

En estos casos de depresiones y agotamientos, se acudirá a un médico experimentado y prudente —mejor, si es miembro de la Obra—, que sepa informar adecuadamente al enfermo, sin ocultar nada, pero sin insistir tampoco mucho sobre sus cansancios, pues, en ocasiones, sirve inconscientemente de pretexto al enfermo para no dejarse ayudar o para convertirse en médico de sí mismo. Por esto, es muy interesante que informen a los Directores, para prestar una ayuda eficaz al que lo necesita.” (Vademecum de los Consejos Locales).

 

Sharon Sharia







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