Los Reyes Magos.- Ferita
Fecha Wednesday, 21 December 2011
Tema 010. Testimonios


Cuando llegué a vivir al centro Paris, donde recordáis era tan agradable la vida de familia, con una directora médico, una secretaria psicóloga y yo de subdirectora y artista, para dar una nota de color.

 

En esta casa era imposible estar enferma, teniendo una dire médico nunca podías saber tú más. Siempre eras necesaria y una casi cayéndose por los pasillos, gracias a Dios, ella estaba muy sana. Sólo una vez la vi enferma. Os lo voy a contar.

 

Sabíamos que no podíamos ir a bodas. Una del centro, andaluza, que no recuerdo su nombre, se casaba su hermano y no pudo ir. Del disgustazo que se llevó, los padres llamando… se metió en el cuarto de baño y lloraba y lloraba. Como ese cuarto tenía un anexo con el tabique descubierto, me encaramé como pude y desde lo alto le gritaba:¡¡¡esto no se puede aguantar!!! ¡¡¡vamos a emborracharnos!!!, y todo lo que se me ocurrió. Por fin abrió la puerta y lloramos juntas.

 

Cual fue nuestra sorpresa cuando nos enteramos que la directora, R.V., que ya tenía una bula especial para ir a comer con su padre viudo todos los sábados, tenía un hermano que se casaba en Valencia y claro, ella “no tuvo más remedio” que ir desde el día antes y ejerció de madrina, con lo que eso suponía: compra de modelito, zapatitos, pelu, etc… Al día siguiente volvió malísima, ella era de buen comer y supusimos, que se habría puesto las botas en la boda. Fue corriendo a su sofá cama, diciendo ¡¡¡dejadme sola!!! Hacía un frío tremendo, la calefacción estropeada como casi siempre. Le pusimos una estufita en la habitación, que normalmente estaba en la Biblioteca del piso de abajo para que no se pelaran de frío las sufridas que iban a estudiar. Cerramos la puerta y a los pocos minutos, salió corriendo como una bala diciendo ¡¡¡Me vais a matar!!! Toda la habitación era una fumata blanca y un olor a chamusquina que para qué. Todas muriéndonos de risa y ella con una mala… No recuerdo dónde “la pusimos”. Creo que I.C. le cedió su habitación. Aprendí mucho eneso de las excepciones. Por supuesto, había clases y clases de personas, de cosas, en fin, qué os voy a decir.

 

En el centro de la calle Paris, no se por qué nunca había dinero (yo no era secretaria) y a I.C., el resumen se lo hacía una amiga que venía por el centro. No había dinero ni para estufas ni para arreglar calefacción… Total que decidimos que los Reyes serían de 100 pts, (en los años 80 aún no estaban los chinos). En la tertulia empezamos a decir cosas que nos hicieran ilusión de bajo precio, unos pañuelitos, un bolígrafo, un recambio de agenda, en fin, chorraditas y, de repente, oímos a la directora ya nombrada: ”Pues yo quiero unos pendientes de perla con un brillantito”. Nos miramos, nos callamos… Sabíamos que era alérgica, sólo metales “nobles” y, ale, a pedir dinero a nuestras amigas para los pendientitos de la dire…

 

Después de buscar y buscar, el día de Reyes tuvo sus maravillosos pendientes. ¡Qué ilusión! ¡Qué alegría! dijo mientras corría a su cuarto de baño personal a ponérselos delante del espejo y todas detrás, para ver cómo le sentaban… pero estaba tan nerviosa que ¡zas! se le cae uno por el lavabo. Buenooo, la que se armó, que si con pinzas, que mejor un palito, que no abriéramos el grifo… de todo. Recuerdo que con una de la casa -no lo pudimos evitar-, nos fuimos porque nos partíamos  de risa. Todas, casi de entierro por el pendiente…

 

Al día siguiente me tocó llamar a un fontanero de urgencias que rescató el pendiente del desagüe y ya todo el mundo feliz. Yo no creo mucho en las casualidades, pero desde entonces me lo estoy pensando.

 

Ferita









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