La oración de la mañana.- Nadia
Fecha Friday, 24 February 2012
Tema 070. Costumbres y Praxis


Leyendo el artículo de Lucas, Glosa a “la croqueta” de Gervasio, en el que refiere cómo en el opus dei no te permiten habitualmente desarrollar tu vida profesional y otras muchas cosas en paz, he recordado que ni siquiera se podía orar en paz, al menos durante la oración de la mañana y en los cursos de retiro.

Escuchar el Libro de Meditaciones era tan insoportable que a mí y a muchas otras nos impedía rezar. Recuerdo que Jutta me contó que en el centro de estudios de Alemania, siendo ella la directora, optaron por sustituir el Libro de Meditaciones por el de la Valtorta. Cuando se enteraron en la Asesoría, cambiaron el consejo local. Algunas numerarias optaban por colocarse tapones en los oídos, siempre que su melena tapase sus orejas. Otras, mandaban leer bajito a la de turno. Y había quien se ponía una silla en el pasillo, fuera del oratorio, con la excusa de que tenía calor. La picaresca empleada para pasar del tormento de escuchar este libro era muy variada y no carecía de fundamento.

No resultaba fácil la oración con tres interrupciones oyendo un adoctrinamiento orientado a que te sometas a las directoras, o escuchando las grandes hazañas del fundador. Se ve que a él le gustaba mucho contemplarse a sí mismo en el oratorio del Consejo. Muchas veces he pensado que las hagiografías de los santos, llenas de épica mítica de santidad, que se va engrosando de boca en boca, es un impedimento más que una ayuda, para centrarse en Dios y en su acción gratuita.

Hace poco leía una entrevista a una ex legionaria en la que ésta contaba su experiencia sobre Maciel. Decía que imponía sólo con verlo pasar, porque todas lo tenían por un santo, una persona que se pasaba el día rezando y haciendo el bien a los demás. Y que luego se ha sabido que no rezaba nada, ni celebraba la misa cada día.

Algunas numerarias se desesperaban cuando no les dejaban rezar en paz durante la oración de la mañana, o cuando venían determinados sacerdotes a darnos la meditación. En los cursos de retiro ocurría lo mismo. Con tantos actos, y tan seguidos, no te permitían contemplar a gusto. Una amiga usaba el rosario para contar las veces que se mencionaba al fundador en una charla. Llegó a contar hasta más de cincuenta.

O sea que en el opus dei tampoco te dejan rezar en paz.

Nadia









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=19399