Me dijeron: lo que ha sucedido es producto de tu imaginación.- Ex-apéndice
Fecha Wednesday, 29 February 2012
Tema 115. Aspectos históricos


Me he desternillado de risa (aún sigo así mientras escribo esto) leyendo la última entrega de Uriel de Aguascalientes. ¡Qué cantidad de historias “incontables”, censuradas y por tanto, “inexitentes”, que atentan contra la dignidad del santo Fundadordellargonombre y su adláteres, nos cuenta con su inconfundible y socarrón humor mexicano. Gracias Uriel por esas perlitas que nos regalas.

 

¿Por qué no se incluyen todas esas sencillas y muy humanas manifestaciones de la vida de familia en la hagiografía del supersanto? Soy consciente de que, si conocemos un poco lo que es el opus, ésta es una pregunta retórica cuya respuesta podemos deducir sin mayor esfuerzo.

 

Lo que yo quería añadir es que el relato de Uriel me ha traído a la memoria algo que viví en primera persona.

 

Ocurrió en un país de América del Sur durante una de las visitas del barbastrense. Fui el encargado de estar atento a que no se “colara” nadie en la zona en la que iban a transitar él y su séquito, durante la visita a una obra corporativa en una zona rural.

 

Escriba tenía que pasar en un determinado momento junto a mí, acompañado de su sombra: Javi. Yo tenía bien claro que allí no tenía que saludarlo ni decirle nada, estaba en aquel lugar solo para vigilar. Al menos eso me habían dicho los grandes jefes locales.

 

Algo, que yo no alcance a oír, debía haberle dicho su querido custode porque el gran santo, al llegar a mi altura me comentó:

 

-Ya ves, hijo mío, al Padre le dicen hasta cuando tiene que ir a mear (sic).

 

Yo sonreí levemente y asunto concluido.

 

Pero, mira por donde, sucedió que el director me encargó que hiciera una especie de croniquilla contando la visita del de Peralta a nuestro centro. En aquel entonces era también el encargado del diario de la casa.

 

En el diario, por supuesto, no incluí semejante “despropósito” (tan normal como la vida misma, según mi criterio). Pero en la nota más amplia que habían pedido desde de la Comisión Regional, intentando jugar a ser un historiador riguroso, sí lo hice.

 

Sospechaba con evidente fundamento que esa información no colaría. Lo que no podía suponer era que aquello que mis ojos habían visto y mis oídos habían visto “no había sucedido”.

 

Así me lo hizo notar el consiliario, en persona, en la primera ocasión en coincidí con él:

 

-Eso que contaste en tu escrito sobre lo que te dijo el Padre, no ha ocurrido, solo es producto de tu imaginación. (sic)

 

En un acto de sumisión total, llegue a pensar que en verdad aquello no había ocurrido. Pero, allá dentro, me repetía aquella rebelde afirmación que se suele atribuir a Galileo:

 

-Eppur si muove.

 

Pero, bueno, así es la costumbre, y así se escribe la historia.

 

Ex-apéndice









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