La pobreza.- Rocaberti
Fecha Friday, 22 June 2012
Tema 070. Costumbres y Praxis


Queridos amigos:

                        En algunas publicaciones observo que se comenta la organización económica de la Obra. Me gustaría  ofrecer mi punto de vista.

                         La Institución utiliza la "pobreza" como un medio de enriquecimiento propio. Esta forma de actuar, también ha sido usual en otras cogregaciones religiosas, aunque en la actualidad, suelen tener un mayor grado de generosidad.

                         Los pardillos que entramos en la Obra, por lo menos en mi caso, quedamos maravillados por las obras corporativas,  por el ambiente confortable, por las  formas de vida burguesía, etc., que ayudaban a hacer una vida agradable; pero esto tenía un precio "la pobreza", que, en este caso, no era ni es desprendimiento, generosidad con los desfavorecidos, desarrollo de nuestra personalidad, sino una absorción total de nuestra capacidad económica. La pobreza, si es virtud, ha de ser vivida con libertad, siempre. Toda la gestión y control de los haberes de numerarios y agregados hacen que estos no tengan libertad, ya que o mienten y falsean las cuentas, o están bajo un control staliniano. Unicamente quien dispone de libertad económica es libre. Por esto dejan la Obra muchos más que se saben libres, porque no están atados por lazos económicos con ella; y en cambio, otros inician una farsa muy triste porque se sienten dependientes y no tienen dónde caerse mueretos, y les da miedo la intemperie. Si fueran honestos, los directores deberían avisar a quienes se meten por el camino de la dependencia económica y arbitrar medios para que esta no esclavizara la vocación de nadie.

                         La Obra es multimillonaria, y ésta es una de sus fuerzas, pero también de sus debilidades. No se puede justificar, aunque sea con las tapas de los evangelios, el trato que recibe un socio cuando deja la Obra y pierde su medio de vida. La Obra actua con una frialdad, egoismo y avaricia vergonzosos. Hasta tal punto llega el comportamiento de los socios dirigentes que, por este y otros motivos, considero que ser miembro numerario no sólo no es camino de santificación, sino que es ocasión de pecado, ya que ha de mentir tanto y estar en tantos berenjenales  en los que tiene que sofocar su propia conciencia, y actuar con criterio de la santa obediencia. Otra de las virtudes que la Obra utiliza a su medida.

                          ¿Cómo tienen la desfachatez de constituirse en voceros de la voluntad divina? Y hacer que esta voluntad sea la razón de los abusos y engaños ¡Que vergüenza!  Por todo esto, creo que ser miembro dirigente-numerario- es ocasión de pecado. Dependerá de cada uno hacer lo que sea; pero la maquinaria de la Obra hace de los numerarios peleles sin conciencia.

                           Un abrazo. 
                          
Rocaberti









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