¿Es fácil salir de la Obra?.- Sancho1964
Fecha Monday, 09 July 2012
Tema 020. Irse de la Obra


Estimado Diletante: 

Bienvenido a estos rumbos.

Por lo que cuentas, saliste de la obra sin grandes traumas y vives actualmente tranquilamente. Muchos nos hemos dado cuenta de los frutos reales del opusdei cuando hemos salido. Muchos de esos frutos están aquí descritos y son testimonios que la obra no quiere escuchar. Posiblemente esa sensación de insalubre que crees percibir sea que apenas estás abriendo los ojos a la realidad real. Para  mí, ese aire viciado de sepulcro del que hablas, no está aquí: más bien está -sin duda alguna- en el opusdei...



Parece que te sorprenda que algunos tarden años en salir de la obra: ciertamente algunos tardan años en decidirse; otros años en poder hacerlo; algunos nunca se dan cuenta que deben irse; otros nunca lo logran. Y otros mas prefieren cómodamente quedarse (porque ser numerario es en verdad muy cómodo).

¿Bastará ser “hombre de acción” –como dices- para salir de la obra cuando uno quiera? El asunto es que ese “hombre de acción” que uno debería ser es lo primero que logran arrancar de tu ser.

Hijo de supernumerarios. Hijo menor de 8 hermanos. En casa, Iglesia y opusdei son sinónimos; desde luego el Padre es más importante que el Papa: Padre solo habrá uno…. 13 años y vocación planteada. Un hermano dos años mayor ya es numerario. Tras meses de convencimiento, 14 años, “decide voluntariamente” pitar sin saber ni pío sobre lo que hace un numerario y a qué se compromete. Le mandan no decir absolutamente nada a sus padres, hermanos o amigos, porque la vocación es una llama muuuuy pequeña. Su hermano se va de la obra a los pocos meses y a él le dicen que su hermano ha sido infiel, que se aleje de él, que rece por él ya que lo necesitará y tal y tal. Al año algo comienza a entender y decide irse también; sacerdote y directores le cantan la misa entera y no queriendo condenarse y deseando hacer las cosas bien, “decide voluntariamente” continuar, con lágrimas en los ojos. 15 años y ya vive en el centro. Pierde casi totalmente el contacto con su familia y con sus amigos. Poco después externa de nuevo que ya entiende más de que se trata la vocación y que mejor se quiere ir… Nueva carga de directores y sacerdote y “decide voluntariamente” continuar adelante, de nuevo con lágrimas en los ojos por no querer traicionar a Dios. 18 años y hay que ir al centro de estudios a otra ciudad. Y decide que no más; semanas de convencimiento a todos los niveles de directores y sacerdotes de la delegación. Finalmente “decide voluntariamente”, con el corazón hecho trizas seguir adelante. El centro de estudios es un calvario; observa como muchos compañeros desaparecen un día sin dejar rastro y sin comentarios de nadie… Decide ser uno de ellos e irse; semanas de convencimiento –pareciera que toda la comisión regional tenía la consigna de sacar esa vocación adelante- y le cargan la conciencia con chantajes sentimentales hasta el extremo. De nuevo, pensando que esa vocación es querida por Dios, “decide voluntariamente” seguir adelante.

Aquí un comentario. Alguien podrá decir: ¡Que este indeciso tome sus cosas de una vez y que ya se vaya a su casa o a donde quiera...! Desde antes de pitar, bien lo sabes, uno aprende –y desea- ser sincero; única y solamente se habla de estos temas con el director y el sacerdote que son impuestos por la prelatura. Y que por cierto, son los únicos que tienen la voluntad divina en sus manos. No hay escapatoria: dar el salto cuántico de pensar por libre para quienes nacimos dentro de esta cápsula es solo por gracia divina…

Acaba el centro de estudios y un periodo de relativa paz. Termina la universidad y comienza a darse cuenta que la felicidad no está ni definitivamente estará ahí y decide irse a pesar de que –le han dicho-, cometerá una falta gravísima, hará traición a la obra y a todos sus “hermanos”, crucificará de nuevo a Jesucristo, se juega la felicidad terrena y eterna, vivirá sumido en el rejalgar

¡Finalmente lo logré! Solo lo pude hacer porque confiaba en que algún día Dios me perdonaría… Eso sí, me fui y dejé de existir para ellos... Entonces; ¿para qué me querían? ¿para acercarme a Dios o porque necesitaban un engrane más...?

Pasaron mas de12 años tratando de soltarme los grilletes. ¿Qué fue lo que logro sacarme de ahí? ¿La gracia divina o posiblemente el instinto de sobrevivencia? Seguramente ambas cosas porque seguramente son lo mismo…

¿Acaso los directores no saben escuchar lo que las personas desean, necesitan? Yo quise irme, lo dije, lo grité y nadie quiso escuchar; una vez más el bien de la institución pasaba sobre el bien de un simple engrane de la maquinaria.

Si las personas deciden ser numerarios en el opusdei es precisamente porque son buenas, y permanecer tanto tiempo ahí dentro es gracias a su propia nobleza y no gracias a la nobleza de dicha institución.

Y tienes razón: fuera de la obra, en la vida misma del mundo real, habrá quienes se esmerarán en hacer que te la pases mal por múltiples motivos. Pero definitivamente no es lo mismo que hacerlo con un niño y en nombre de Jesucristo.

Sé que yo no fui el único en vivirlo.

Un abrazo,

Sancho1964







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