Criterios de selección en el Opus Dei.- sperpento
Fecha Monday, 23 July 2012
Tema 076. Agregados


Al leer en esta página que las vocaciones al Opus Dei son una "creación in vitro" me vinieron al recuerdo muchos acontecimientos del pasado, que si el tiempo lo permite iré contando.

 

En una ocasión estábamos reunidos en el consejo local para estudiar la evolución de los posibles candidatos a pitar. Llegó el turno de repasar las condiciones personales de Fulanito y sus avances espirituales.

 

Fulanito tenía 14 años y medio (y unos días). Desde meses atrás era conducido entre todos por el plano inclinado que, si el plan no fallaba, inexorablemente le llevaría a pitar.

 

La gran dificultad para que Fulanito pitara de numerario eran los suspensos que evaluación tras evaluación iba conquistando (estudiaba en un colegio antes llamado Obra Corporativa). Su expediente académico era, por otra parte, bastante lógico, pues se trataba de un joven disperso por naturaleza, que venía cada tarde al centro (de lunes a domingo) y se le ofrecía de todo excepto estudiar. Una tarde debía asistir al círculo, otra hablar con el sacerdote, otra hablar con su preceptor, otra traer a sus amigos a la meditación, y otra hacer encargos materiales en la casa. Era, lo que se dice en Crónica, un chico majo muy encajado en la labor que iba dando pasos poco a poco, al que convenía encomendar. Además, si quería pitar, debía hacer la oración, la lectura espiritual, rezar el rosario. ¿De dónde iba a sacar tiempo para estudiar?

 

Entendíamos que el expediente académico de Fulanito era un impedimento serio para que pitara de numerario. Todos pensábamos así, excepto el sacerdote del centro, que comentó: “que pite de agregado”.

 

El plan se ejecutó y en pocos días estaba escrita la carta de Fulanito pidiendo ser agregado. A Fulanito le daba igual ser numerario o agregado. ¿Qué podía entender un chico a esa edad? Lo que realmente se planteaba era ser como los monitores del club.

 

Hay agregados del Opus Dei con una cualificación profesional y académica muy superior a la de muchos numerarios, pero la mentalidad que teníamos entonces era que si un adolescente joven no daba la talla (por origen social, capacidad económica de su familia, aptitudes intelectuales o perfección física) para ser numerario, pero creíamos que servía para la institución, se le planteaba ser agregado.

 

Fulanito dejó la Obra al cabo de pocos años. Hoy es un magnífico profesional y mejor padre de familia. Del Opus Dei no quiere ni oír hablar.

 

Sperpento









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