Celebro que hubiere alguien que se sintiera agradecido de mi último escrito, aunque honradamente jamás imaginé que se creyera halagado o pudiera considerarse positivo el ser calificado de “engendro mecánico”. O quizás sí.
De la misma forma en que el "numerario perfecto" ejecutaba la tecla -en ambos sentidos- de la nota musical que leía del pentagrama, también así leía, hablaba, sonreía y sin duda rezaba (?): tan mecánicamente, tan fríamente, tan insensiblemente, que te hacía rápidamente identificar y comprender lo que el Opus Dei quería, esperaba y deseaba de sus socios. Ese era el ejemplo a seguir…
Me explico: se puede tener sana -también Santa, puestos en vereda- envidia de quién posea cualidades humanas extraordinarias, pero por ser y actuar como un robot, sinceramente creo que no. Y así son los buenos -perfectos- numerarios en general, robots, dóciles robots. Ese es el modelo diseñado y planificado en origen por su inventor, el prototipo ideado por Escriba y sus compinches. Y dejemos a Dios en paz, que ya bastante se le ha ofendido en su nombre.
Una densa información y posterior cascada de instrucciones van, con el tiempo y piramidalmente, interactuando en el soft implantado en los individuos, moldeando y logrando instrumentos más alienados y eficaces. La anulación y manipulación tendrá más éxito en los captados en la medida en que estos tengan unas mayores cualidades específicas para ser intervenidos y “dirigidos”.
Sin más, sabemos ciertamente que la mayor cualidad para un aspirante es tener un “disco duro” cuanto mayor y más virgen mejor.
Por tanto, lo único que quise decir es que hay que ser inmensamente insensible para abandonar una larga vida robotizada o completamente dirigida y no mostrarse mínimamente dolido. Sin grandes traumas si se quiere, pero salir sin ninguna abolladura en el chasis ni avería en la unidad central, la cerebral, me parece ciencia ficción. Por cierto, ante tal el fiasco: ¿quién erró?, ¿el programador o el programado? Quizás el programa, por defectuoso.
No es ni venganza ni resentimiento, como a ellos les gusta definir. Es justicia y tras perdonar no hay que olvidar: todo lo que esté en nuestras manos para impedir que sigan haciendo daño (por mucho supuesto bien que también hagan) será poco. Los balances y cuentas de explotación son cosas humanas, no divinas: no vale decir que suma mucho más el bien que el mal que provocan (y que además no reparan). Jamás.
A menos que a uno le hayan programado para sentirse inmune tras el abandono, en cuyo caso estamos ante un relato inaudito y quién sabe si ante un cambio de estrategia, no me cabe entender tanto beneplácito, ni siquiera una simple indiferencia.
Quizás están implantando un programa de reciclaje para antiguos desechos. Quizás el numerario del futuro será sustituido por androides; ya paro, no voy encima a dar ideas. Habrá que ir siguiendo el tema, con lo de las nuevas tecnologías nunca se sabe.
Que conste que tener una estructura corpórea con material de esa naturaleza debería ser, quizás un día será, una virtud (virtual); pero los humanos – en general- estamos hechos de otra pasta, la mayoría tenemos sentimientos y sobre todo corazón. Ah!, y !dignidad !
Manzano
P.S.: Hablando de perfección, leo que en México se está rodando una película que se titulará "Obediencia perfecta". La produce y dirige Luis Urquiza y trata sobre la vida de Marcial Maciel. La problema para los legionarios es que dicho film está asesorado por el padre Alberto Athié, azote de los paidófilos desde hace años y co-autor del libro "La voluntad del no saber", que habla de la protección por parte de la Iglesia Católica a Maciel. En mi pueblo dicen que "a cada cerdo le llega su San Martín". Violadores de cuerpos y violadores de almas. Todo a su tiempo. Así sea.
