No hay que dar por bueno lo que te digan, discrepa y arguméntales.- Sanivo
Fecha Wednesday, 24 October 2012
Tema 078. Supernumerarios_as


Estimado Pacopepe:

Me has recordado a mí mismo hace trece años. El estrés entró en mi vida de la mano del entusiasmo que me llevó a comprometerme con el "plan de vida". Yo no concebía ser del Opus Dei sin cumplir todas las normas de piedad y acudir a todos los medios de formación. Y lo terminé dejando por el bien de mi salud mental.

No podía compatibilizar las exigencias de mi vida cotidiana con el plan de vida y tuve que asumir vivir mi relación con Dios de otra manera menos programada y más espontánea. La respuesta que obtuve en el Opus Dei fue: "Así no podrás perseverar en tu relación con Dios."...



Sin embargo -pensé yo-, igual que puedo mantener el trato con mi mujer, con mis padres y con mis amigos sin necesidad de dedicarles tiempo fijo a horas fijas, relacionándome con ellos en función de lo que permitan o exijan las circunstancias, con toda naturalidad, puedo también relacionarme con Dios, mantener mi trato con Ntro. Señor, sin necesidad de planificarlo. Máxime, si Cristo siempre está a nuestra disposición, a diferencia de parientes y allegados, que tienen también sus compromisos y sus limitaciones horarias...

Desde 1999 no he vuelto a tener un "plan de vida" en el sentido del Opus Dei y aquí sigo. Ten en cuenta que lo que Dios quiere de cada hombre no es, primariamente, que sea piadoso. Lo que quiere es que ame a quienes le rodean, que sea bueno y generoso con quienes se cruza en la vida. Y también que sea humilde y casto y que cumpla con sus obligaciones, especialmente con aquellas por las que nadie le premiará. Hablarle a Dios, tomar conciencia de su presencia con cierta frecuencia, es necesario para mantener la relación con Él. Pero, si le quieres, de lo que no tengo duda, no te preocupes que le tratarás con frecuencia y tu relación con él no cesará.

Por tanto, lo único que puedo recomendarte es que te atrevas a tomar la decisión que yo tomé sobre el modo de organizar tu vida espiritual. Cuando lo hice, ignoraba si realmente las cosas podrían ser como pensaba. Ahora he comprobado que sí y tú cuentas con algo que yo no tuve en su momento: la experiencia previa de alguien que ha pasado por lo mismo.

Sin embargo, yo dejé el Opus Dei, y esto es lo que no tengo tan claro que sea necesario. Lo digo porque el estrés me llegó a un nivel que, salir de la Obra, me pareció imprescindible para recuperar el equilibrio interior. No tenía energías para seguir soportando el mismo discurso.

Me pareció que dentro del Opus Dei sólo se podía vivir la espiritualidad de una manera que había dejado de ser viable para mí. Pero he visto en mi mujer un modo de ser del Opus Dei que creía imposible. Porque mi mujer es supernumeraria desde hace más de diez años y vive su espiritualidad como yo. Como única norma, procuramos vivir en gracia de Dios y vamos a Misa los domingos.

Me consta que mi mujer ha plantado cara a más de una directora. Ten en cuenta que no eres numerario. No tienes que convivir con los directores, ni dependes económicamente del Opus Dei. Si te aceptan lo que quieres, bien, y si no, que se aguanten. No te van a despedir, eso es seguro. Échale narices y no te conformes con la apelación a la obediencia. Ya verás cómo reculan y el mismo que hoy te dice que Dios quiere que hagas lo que te agobia, te dirá mañana que en el Opus Dei todos tienen cabida.

Te cuento el caso de mi mujer porque ahora me doy cuenta de que, si mi vanidad no me hubiese llevado a decir que sí a todo, ahora seguiría en la Obra, estoy seguro. Dices que tienes que desplazarte sesenta kilómetros para acudir al círculo; pues que sepas que, para que mi mujer reciba el círculo, se desplaza una numeraria ciento veintiséis kilómetros a la semana. Y si no, no hay círculo que valga. Y desde luego, hace años y años que no ha ido a una convivencia. Y no te pienses que somos los Botín, y que por eso recibe mi mujer un trato tan diferenciado...

No seas tonto y no consientas que se invoque la voluntad de Dios para justificar sandeces. Qué duda cabe de que Dios quiere que seas humilde, generoso, casto, etc. Pero decir que es su voluntad que hagas lo que te agobia o que recorras sesenta kilómetros para aguantar un círculo, perdóname la franqueza, pero tiene cojones la cosa... Y ya hay que ser tonto para dar por bueno el razonamiento -ojo, que yo lo fui-.

Así que, si no lo has hecho nunca antes, ponte en tu sitio de una puñetera vez, discrepa, contra argumenta y organiza libremente tu vida espiritual, que no eres una monja de clausura.

Sanivo







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