De la santa intransigencia a la atea intransigencia.- Josef Knecht
Fecha Wednesday, 21 November 2012
Tema 900. Sin clasificar


Discrepo del elogio que Merchelo (16.11.2012) dedicó a Atomito, “gran aportador de sentido común”, como también discrepo de los inmerecidos insultos que por desgracia algunos le han dirigido. El problema es que Atomito no siempre saca a relucir sentido común. Su desprecio (19.11.2012) por los aportes científicos de la exégesis bíblica descalificándolos de “incoherencias” es muy poco serio. Lo que Atomito considera “lógica pura y dura” es una mera simpleza carente de rigor científico y de profundidad analítica o especulativa: poner al mismo nivel las genealogías neotestamentarias de Jesucristo y las leyendas urbanas responde a una lógica aplastante, porque aplasta el más elemental sentido común. Tampoco es de recibo equiparar los distintos géneros literarios de la Biblia con las falacias de la versión oficial del Opus Dei para concluir que, siendo los dos tipos de relato mentiras inventadas, se es deshonesto intelectualmente si se acepta el primer relato y se niega el segundo: otra vez un planteamiento simplista que, igualando el chorizo con la velocidad, impide profundizar en la variopinta realidad de las cosas. ¿No se da aquí un caso de juicio erróneo, aderezado con cierta dosis de pereza intelectual, que lo iguala todo de acuerdo al esquema del totum revolutum?

 

De la misma manera que la “santa intransigencia” vivida en el Opus Dei y en otros ambientes eclesiásticos merece rechazo, así también lo merece la “atea intransigencia”, de la que los diversos totalitarismos políticos del siglo XX hicieron gala y en la que Atomito parece inspirarse (por cierto, recordemos que esos regímenes totalitarios alardeaban, en la propaganda y en la política, de un avanzado espíritu científico, universitario e investigador de lo más humanitario, contraponiéndolo a la –según ellos obsoleta– vivencia religiosa). Siento de veras que nuestro amigo Atomito haya interiorizado con un vigor tan intenso la intransigencia que el Opus Dei, primero, y algunos ateísmos, más tarde, le han enseñado, aunque me tranquilizo pensando que, en otros ámbitos de la vida distintos a la fe, Atomito se desenvolverá con el debido y correcto sentido común; no creo que equipare, por ejemplo, el ejercicio de su trabajo profesional con un baile de salón bajo el pretexto de que en ambos casos se cumple la lógica pura y dura del 2+2=4.

 

Josef Knecht









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