A la gente NO se la quiere.- Mediterráneo
Fecha Friday, 15 February 2013
Tema 075. Afectividad, amistad, sexualidad


No iba a responderte, Oscarín, porque no vale la pena, de verdad que no la vale, pero algo en tu post me ha encendido como una antorcha y aquí me tienes, dándole a la tecla y pidiéndole al ángel de la guarda que no me deje disparatar demasiado.

 

“Siempre he creído que a la gente se le quiere por quien es, no por lo que es”, dices. ¿Sabes cuál es el problema? Que en el opus las dos afirmaciones son mentira. “A la gente se le quiere”, primera mentira. A la gente no se la quiere, se vive una ficción, un simulacro al que llaman amor como podrían llamarlo pipas-de-girasol, por toda la parafernalia de teoría de “familia con lazos más fuertes que los de la sangre”, “hacerse alfombra para que los demás pisen blando” y no sé cuántas paridas más. El amor, cuando es amor de verdad, no tiene plazos ni puede desaparecer de un lunes para un martes. Si de un día para otro dejas de querer a alguien es porque nunca le quisiste, que es diferente. Ahí ya empezamos a acercarnos a la realidad.

 

“Por quien es, no por lo que es”. Segunda mentira. Se le quiere porque es numerario/a. Prueba de ello es que al día siguiente de dejar esa peña, el fulanito o la fulanita en cuestión se han muerto. M-U-E-R-T-O. Y a un muerto no se le llama, a un muerto no se le saluda, a un muerto no se le escribe y si lo encuentras por la calle te sorprendes porque su lugar es el cementerio.

 

Hace unos meses, un numerario al que llamaremos MA dejó esa peña, después de más de treinta años. Alrededor de Navidad alguien en su familia más cercana sufrió un problema de salud grave, muy grave, y MA lo comunicó a los numerarios con los que vivió durante años y a los sacerdotes del centro. “Lo encomendamos” fue la respuesta, por mensaje de texto. Buenos días. Nada más. Nada más significa que nadie se ha dignado decirle al cabo de los meses “oye, por cierto, ¿tu bisabuela sigue viva o ya se ha muerto?”. Ni era su bisabuela ni se moría, ya me entiendes. Viva el amor fraterno, viva siempre.

 

Otra cosa. El sacerdote con el que se confesaba, el que le ha dado la absolución durante años, no se ha dignado decirle “oye, MA, ven a confesarte cuando quieras, quedemos, lo que sea”. Al tal sacerdote el alma de MA no le importa una M, perdona la expresión. ¿Cómo se entiende que le preocupara cuando se acusaba de retrasar el Ángelus y ahora, sin medios de formación y por tanto “con mucho más riesgo” para su alma, no le importe si vive en pecado mortal o no? Viva el amor fraterno, viva siempre. Viva lo de “de cien almas nos interesan las cien”, viva siempre.

 

Oscarín… que Dios te conserve la inocencia. A la gente, al ser humano, a la persona, al “prójimo” en el sentido evangélico, dentro de esa peña no se le quiere.

 

Mediterráneo









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