Algunas veces los cursos anuales pueden ser muy agradables, si uno se reencuentra con viejos compañeros de otros centros y el director es un poco despistado y va a su aire. Bueno, en uno de estos atípicos cursos anuales que me toco vivir había un numerario de profesión farmacéutico. Le gustaba hablar y a nosotros preguntar, y pronto salió el tema de que su verdadera pasión era la homeopatía. Y resulto que su interés no era solo la homeopatía, sino algo aun mas esotérico, los tratamientos con flores de Bach. El tema era por lo pronto original, al menos para el estándar de temas que se tocan en una tertulia.
Primero con ciertas reservas, que nosotros no entendíamos, y luego más libremente nos fue contando una cantidad de detalles relacionados con estas obscuras artes de curación. Dio para varias tertulias, que yo encontré sumamente interesantes, tampoco habia muchos otros temas de que hablar, y cualquier cosa con tal de evitar temas apostolicos. Quien iba a imaginar que al final de la semana, llegaría “inesperadamente” un informe de Roma, sobre… sí, sí, … seguro que adivinan: sobre las Flores de Bach! El informe, de varias paginas, debía ser leído en voz alta y completo en una tertulia, y así procedió a hacerlo el director. Aun recuerdo la incomodidad de todos y principalmente de nuestro farmacéutico. El escrito del “experto” romano era todo menos laudatorio: prácticamente ponía el tema a la altura de un artilugio utilizado por gente inescrupulosa para estafar a las cándidas almas.
Estoy seguro de que ese informe solo fue leído en nuestro curso anual, y el objetivo era el de siempre: “dar doctrina segura” sobre un tema no aprobado. Hay que recordar que el opus dei posee la verdad sobre todas las cosas y llega a ella a través de un procedimiento infalible: se le pide a un imberbe en Roma que escriba sobre algo que desconoce totalmente y luego ese informe es revisado por otro imberbe igualmente ignorante y ¡presto! ¡Se ha obtenido “doctrina segura”! La necesidad de aclararnos las ideas, que sería en todo caso un tema de justicia, importaba más que la humillación pública que se podía infligir al numerario farmacéutico. La justicia por encima de la caridad, regla número uno en el opus dei.
Esta anécdota tan desagradable, pero que pinta tan bien a los directores del opus dei, me vino en seguida a la cabeza al leer el informe interno sobre Opuslibros publicado en los últimos días por Agustina. Claro que la cosa era mucho más fácil cuando se trataba de imponer criterio sobre las flores de Bach, y de humillar a un pobre numerario. Es mucho más difícil ahora, con un sitio como Opuslibros, que toca la medula de lo que realmente interesa. ¿
Pensaran los directores que con un miserable informe se va a ir el problema, que va a desaparecer? ¿Piensan realmente que se puede tapar el sol con la mano? La verdad es que da risa. Creo que el informe tiene un error de fondo: el objetivo de este sitio no es, como ellos creen, dañar al opus dei. Para ello son suficientes los directores. Sobre todo si siguen mandando informes pelotudos a los centros.
Paz a todos.
Otaluto
