VIII.- Habemus Pampa: argentino pero modesto.- Pinsapo
Fecha Friday, 22 March 2013
Tema 010. Testimonios


VIAJE DESDE GRAZALEMA A LAS PLAYAS DE CALAIS
Autor: Pinsapo


I. Etapa feliz en el club “El Pinsapar” y otras aventuras

II. Que es lo que nos atrapa de esta web y música como método para sanar

III. Rápida y fácil entrada: así se las ponían a Fernando VII

IV. El centro de estudios como huída hacia adelante

V. Evocaciones de Almodóvar del Río y su castillo medieval.

VI. “Pasar-las canutas” en la etapa directiva: ver, oír y callar.

VII. El Numerario que besó a Claudia Schiffer

 

VIII.- Habemus Pampa: argentino, pero modesto.   

Zapatos del Papa Francisco

En Sevilla no eres nadie hasta que no te sacan un chiste, así como en Cádiz el que no sale en las chirigotas del Carnaval no existe. El quinto mensaje que recibió en su teléfono tras la “fumata” el periodista Antonio Burgos es que el Protodiácono, en atención al origen del elegido, debería haber anunciado: “Habemus Pampa”. El inesperado cónclave celebrado al escribir esta historia ha hecho que irrumpa en ella el ciclón Francisco, el Papa que vino del fin del mundo y que tiene a todo el mundo fascinado…



Sorprendió en la audiencia con los periodistas (creyentes, agnósticos y ateos) con un cautivador relato sobre sus sentimientos durante el cónclave, con su torrencial verbo, cordial, íntimo, deslumbrante, cálido, espontáneo, bienhumorado y modesto. Y cuando tenía a todo el mundo en su bolsillo, se despide con una escalofriante bendición en silencio: “respetando la conciencia de cada cual pero sabiendo que cada uno de ustedes es hijo de Dios.” Hasta a los más escépticos ha sacudido las entrañas, afirmando los amigos porteños del escritor Juan Manuel de Prada que Francisco “va a patear el tablero, que nadie espere que vaya a ser genuflexo con los poderes de este mundo, no va a ser un Papa acomodado a los círculos de poder, supone una patada en las pelotas para los intereses creados y los chupamedias de siempre”. Promete sensaciones fuertes ante las que conviene que los alérgicos al sobresalto circulen con el cinturón abrochado, pues es un pastor que viene de la vida real: del metro, del fútbol, del supermercado donde compra la comida que él se cocina, por lo que ya ha sido cocinero antes que Papa. Por eso algún sector ha expresado ya su temor de verlo algún día con “chándal bolivariano a lo divino”, amarillo y blanco; incluidos algunos de su Orden que dicen que “parece más franciscano que jesuita.”

El día de su elección declina usar la esclavina roja para aparecer de blanco inmaculado en el balcón que se asoma a San Pedro, en la Misa del 19 de marzo rehusó las vistosas mitras que le brindaron, eligiendo la sencilla de arzobispo: blanca y con una simple cruz. Usa el anillo del Pescador de plata hecho para Pablo VI. Renuncia a los zapatos rojos hechos a medida por Stefanelli para sus dos predecesores, por sus viejos zapatos negros con plantillas. Tras rechazar estos símbolos el Papa Francisco comunica a sus ayudantes: “ya se acabó el carnaval en el Vaticano.” Este desprendimiento meditado de emblemas de poder temporal del trono papal le han servido para mostrarse al mundo como Obispo de Roma, tradicional reclamación de las iglesias orientales que han hecho que por vez primera acuda el primado ortodoxo. Causó fuerte impacto en el Vaticano la presencia en la misa del Papa del líder de los cartoneros argentinos, cuya organización pretende superar la exclusión social de estos trabajadores esclavos, afirmando que “Borgoglio celebraba misa para nosotros y le seguiremos a todos lados”, y el cartonero saludó al Papa antes que los reyes y presidentes. Ante el consejo que recibió de que sería mejor espaciar estos gestos de cercanía, Francisco respondió: “Es mejor así para que se acostumbren a los cambios de verdad que van a llegar.”

Los que conocen al nuevo Papa dicen que no le va a temblar el pulso para hacer cambios en la Iglesia (e instituciones), pero para que cale su mensaje de la primacía de la bondad y la ternura al modo del mejor predicador franciscano: “el odio, la envidia y la soberbia ensucian la vida”. Ya insistía en esta idea fuerza en la última entrevista como mero arzobispo en una emisora de radio de una parroquia de una aldea de Buenos Aires: “Lo que más me impresiona de Jesús es su ternura, su misericordia. Jesús perdona siempre, no se cansa de perdonar (.) Algunos dicen: no, Jesús está con el látigo en la mano; pero no le tengan miedo, te está esperando con ternura, con cariño, basta que lo mires.”

Etimológicamente Francisco viene de “franco” que quiere decir hombre libre, y al elegir este nombre rompe el tabú de llamarse como el santo loco de Asís, que quiso tomarse el Evangelio “ad litteram, sine glosa”, y su locura consiste en la convicción de que Dios es Amor. Cuando el de Asís tomó los hábitos en el siglo XII confesó en su último acto de soberbia que “Dios me eligió para reparar la casa de Dios y sacarla de la noche y las ruinas en que vivía” y propugnó la reforma de la Iglesia por el camino de la pobreza, la vida espiritual y la predicación con el ejemplo. El Jueves Santo de 2011 Bergoglio fue al Hospital Muñiz de Buenos Aires, fundado como casa de aislamiento para pacientes con enfermedades contagiosas, y en la actualidad llena de seropositivos infectados con VIH, y allí el entonces Cardenal tardó 10 minutos en el lavado de los pies según el mandato del evangelio de Juan 13:14, y este enfermo que fue infectado al hacerse un tatuaje con una aguja infectada relata de la experiencia: “parecía irreal ver a ese hombre con sus ruegos, sus manos blancas y su cara de buena persona, inclinado a nuestros pies. Yo sentí que esa agua me quemaba por dentro.”

Afirma el Papa que la virtud más grande es el amor desde la mansedumbre, que tanto le seduce, por lo que a diario pide a Dios que le de un corazón manso; y el peor de los pecados y que más le repugna es la soberbia. No se separa nunca de su viejo breviario en el que guarda una carta de su abuela que le dice: “En este hermoso día en el que puedes tener en tus manos consagradas a Cristo Salvador y en el que se te abre un amplio camino para el apostolado más profundo, te dejo mi testamento espiritual.” Y en ese texto decía: “Que mis nietos a quienes entregué lo mejor de mi corazón tengan una vida larga y feliz, pero si un día el dolor o la enfermedad los llenan de desconsuelo, recuerden que un suspiro al Tabernáculo y una mirada a María al pie de la cruz, pueden hacer caer una gota de bálsamo sobre las heridas más profundas y dolorosas.”

Hablando del celibato el Papa habla del crítico momento de un sacerdote cuando conoce a una mujer y cree que se enamoró: “eso es normal, es una cruz y una nueva oportunidad para reafirmar la opción por Dios. Pero cuidado: hay que distinguir entre un verdadero enamoramiento, un mero entusiasmo o una atracción sexual. Entonces va a su superior, a quien dice que ‘hasta acá llegué... no sabía que iba a sentir algo tan lindo... a esta mujer realmente la amo...´ Y pide dejar el sacerdocio. Entonces, soy el primero en acompañarle en ese momento de su vida. Si está seguro de su decisión, incluso le ayudo a conseguir trabajo. Eso sí, lo que no permito es la doble vida. La misericordia de Dios tiene lugar para todos.” Cuando en 1998 lo nombran arzobispo de Buenos Aires determina mucha prudencia en la selección de vocaciones, admitiendo en el Seminario al 40% de los que se presentan, haciendo luego un cuidadoso seguimiento de su proceso madurativo, pues “hay muchos que no tienen vocación y abandonan, más allá de que son excelentes personas que después se casan y son unos laicos maravillosos en las parroquias.” Habilitó un teléfono directo para que los párrocos “pudieran llamarlo a cualquier hora.”

Prueba de que Dios ha querido que llegase este Papa es el providencial hecho sucedido en 1929, cuando sus padres por demoras en las ventas de sus bienes en Piamonte no llegaron a embarcarse en el buque Mafalda, que se hundió con cientos de italianos al norte de Brasil. En el barrio porteño y tangero de Almagro, tras trabajar en una fábrica desde los 13 años y estudiar para químico, a los 17 descubrió la fe durante una confesión y a su novia de juventud que le dio calabazas advirtió que si no se casaban se haría cura, por lo que a los 21 años entra en el seminario de los jesuitas, ordenándose a los 31.

Todo esto contrasta grandemente con el inusitado proceso de selección que narro en el capitulo 3º, en el que un imberbe sin experiencia no solo en la vida, sino en otras formas de espiritualidad, es empujado “sí o sí” a la llamada divina. El proceso formativo también varía mucho con el experimentado en el centro de estudios, lo del teléfono directo ya lo hubiéramos querido en nuestra etapa directiva (¡teléfono rojo para hablar con el Padre!), y el lamentable abandono como despojos en una fosa común que se describe en el capítulo 2º, origen del aumento desmesurado de tanta “gente herida”, sería tan sumamente fácil aplicando la fórmula del amor y la ternura del Papa Francisco.

Por eso con todo merecimiento entra por la puerta grande el presente capítulo sobre este hijo de emigrantes europeos que encontraron su salvación en el Nuevo Mundo, pues en mi viaje en galeón español desde Grazalema creo haber encontrado alguien tan auténtico que nos acercará a todos la verdadera salvación por la ternura, pues como expuse en mi historia de teología ficción sobre la obra de Judas Tadeo, echamos en falta en nuestra etapa en la obra esta genuina praxis cristiana del Papa Francisco.

Debo mencionar finalmente a la emigración de andaluces de mitad del siglo XX que tuvieron que marchar para subsistir en España a zonas del Norte y Cataluña. Se dio un fenómeno inverso en Andalucía con la llegada de muchos numerarios vascos y catalanes, y con el tiempo advertimos que muchos directores de gran talla humana y espiritual eran de dichas latitudes. La emigración era normal para tantos compatriotas en la propagación por las extensas tierras de ultramar de raíces españolas, pero la emigración hacia el Sur era una rareza, solo entendible por la táctica de desarraigo para evitar “perder el tiempo” con las raíces. Y a modo de homenaje final debo destacar por su talante, su ternura y su “seny” a esos catalanes tan europeos como el que fue director de Arqueros y luego vocal de agregados Jordi S., los hermanos R., el jovial e inclasificable JM P. y los afables sabadellenses E. V. y J. S.

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