Los hombres de corazón negro.- Carocha
Fecha Wednesday, 12 June 2013
Tema 010. Testimonios


Querido Conrad,

 

Con mentalidad jurídica, a lo mejor te gustan las novelas policíacas, por lo menos el ingenio y el pragmatismo de las buenas novelas policíacas. Siendo así, creo que no será difícil encontrar los motivos del silencio del jurista Antonio Pérez, alias Antonio Pérez-Tenessa si miras su trayectoria profesional. Lo que él sabía sobre el Opus Dei, lo sabía cómo protagonista, exactamente como cada uno de nosotros a su medida. La aparente diferencia está en que él fue uno de los personajes principales de la crucial etapa constitutiva de la historia del Opus Dei. La obligación moral de denuncia del Opus Dei es lo que es; la verdadera diferencia está en las consecuencias, penales por ejemplo, para él mismo y para el Opus Dei, de las historias, muy fácilmente identificables en su caso, que tenía para contar y nunca contó. Hace falta algún coraje para arriesgar vivir peor, en lugar de mejor, el resto de la miserable vida: depende de la coloratura de cada conciencia, y depende mucho de las simples circunstancias. Es este precisamente el tejido de las buenas novelas policíacas.

 

No entiendo lo que dices sobre esa Isabel Pantoja. He mirado en google, pero no entiendo lo que querías decir, aunque sí comparto tu opinión de que todos podríamos haber hecho lo mismo que hace la gente del Opus Dei - si no lo hubiéramos hecho de modo distinto. A veces con poco o ningún mérito, eso sí. En mi caso, por ejemplo, si mi padre no me hubiese hecho pensar poco a poco, con mucha paciencia y mucho sentido del humor a la vez que inexorablemente, cómo él sabía misteriosamente hacer. Un amigo suyo de juventud le invitó una vez para no sé qué, en un “centro” del Opus Dei y él me contó después, como en passant, estaba yo en el “centro de estudios”, que le había contestado a ese amigo que no debía aceptar la invitación porque la espiritualidad del Opus Dei no me conviene. Eso me hizo sentir de súbito en una especie de tierra de nadie, un sitio realmente nada agradable para una adolescente. Pero no: existían otros mares, otros mundos donde la gente habla con palabras ajustadas a la vida, y sobretodo el viaje era honesto y aparentemente apacible.

 

No era tierra de nadie: la guerra era inventada. La primera duda seria ya es siempre la salvación, aunque la conciencia de esa decisión pueda llegar mucho más tarde, años y años más tarde, y a veces nunca.

 

Un abrazo,

Carocha









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