El Papa Francisco parece sentirse incómodo.- Comentafotos
Fecha Monday, 17 June 2013
Tema 010. Testimonios


El Papa Francisco parece sentirse incómodo en la primera visita de los representantes del Opus Dei.

Cuando estaba en la obra de Escriva me contaron una anécdota de un prelado de Madrid (Eijo y Garay ?) que iba a reunirse en audiencia con dos jesuitas, y que daba por hecho que iban a hablarle mal de la obra de Escriva.

Al parecer, ya sentados, y ante el inicio del discurso por parte de uno de ellos (de" los de siempre" como nos decían desde el primer momento), el prelado hizo un ademán con la mano, como de alto. Se puso a liar un pitillo en silencio, lo engomó, se lo puso en la boca, lo encendió, aspiró una bocanada y comentó para sus adentros: ahora ya somos dos contra dos.

Esta incomodidad de ese prelado es la que ahora observo en las fotos de esa entrevista, pero casi al revés.

Las fotos más interesantes de las publicadas por el servicio fotográfico del Vaticano, me parecen las de la entrevista a solas entre el Papa y el prelado de la obra de escriva. El prelado debió de llegar a esa entrevista tan ansiada con un discursillo e introducción muy bien pensada y elaborada para caer bien y poder sintonizar desde el primer momento con el Papa Francisco. Es posible que el tema elegido fuera el de la pobreza, pero podía haber sido cualquier otro: dirección espiritual, proselitismo...

Debió de ser una introducción para dejarle claro al Pontífice lo bien que ese tema se ha vivido desde el inicio de la obra, porque nuestro fundador lo había vivido heroicamente, así y así... y había mandado a sus hijos lo vivieran de un modo exquisito.

Se me ocurre pensar que aún no había terminado la exposición del mismo... cuando el Papa va levantando la mano izquierda en actitud de no conformidad, y luego de una forma más visible de ¡alto ahí! Mientras el prelado está en el trance de no haber visto su mano o no entender que el Papa le contradiga y, en vez de una aprobación clamorosa a su buen trabado discurso, se encuentra con un disentimiento en toda regla. Mal empezamos... debió pensar.

Me sorprende la llegada del pontífice con la mirada baja ante el trío que le espera. Le cuesta levantar la vista hasta que no empieza una conversación normal. Eso es disgusto. Llama la atención la mirada inquisitoria -a cualquier detalle por mínimo que parezca- de la expresión del Papa para escrutar el grado de calor o frialdad del acogimiento, y  saber qué piensa el pontífice sobre su obra.

Hay que advertirle al custodio 2, que no es de buena educación mirar con tanta insistencia. Crea en el interlocutor turbación y coacción.

No se observa en el custodio 1 -al que no se puede nombrar en esta página- la familiaridad de trato que mostró en las fotos de la pasada entrevista con el Papa Benedicto, al que tomaba y acariciaba la mano con una confianza llamativa, mientras le hablaba como para quitarle todos los temores y reticencias sobre la obra. Parece como si el Pontífice estuviera metido en tamaña encrucijada que estuviera materialmente en el "bote". No me extrañó, por tanto, aquel artículo en el que se le reprochaba al Papa la cobardía de la huida de sus obligaciones. Duro revés para ellos y enorme incertidumbre de futuro con el próximo. El tiempo les ha dado la razón.

En las fotos de los cuatro, el Papa está mucho más entretenido en mirar a los fotógrafos que tiene en frente, fijándose en pequeños detalles de su trabajo, mucho más interesante que poner cara de foto con los personajes que le acompañan, dejando de mostrar la alegría habitual con la que se le ve en otras audiencia con la gente que le visita.

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