El precio de la represión emocional.- Unocomocualquiera
Fecha Friday, 21 June 2013
Tema 070. Costumbres y Praxis


La represión emocional y el Opus Dei (III)

El precio de la represión emocional

Lo que los numerari@s hacemos con nuestros sentimientos, es decir nuestro comportamiento, puede caracterizarse como correcto o incorrecto, bueno o malo. Es lo que hacemos con los sentimientos y no los sentimientos per se lo que es sujeto de calificación moral. La renombrada psicoanalista suiza Alice Miller señala este hecho al referirse a la ira y el odio. Como lo explica la autora. La ira y el odio suelen ser respuestas apropiadas a las crueldades y a la injusticia que muchas personas sufren en el mundo. Ambos son sentimientos normales, y "un sentimiento nunca ha matado a nadie"...

 



Por lo anterior, era necesario que en vez de que la Obra nos enseñara a reprimir los sentimientos, no formara en educarlos, es decir era necesario que el/la numerari@ aprendiera a dar salida a los sentimientos de alguna manera, ya sea verbalmente, a través del lenguaje corporal o del comportamiento. Pero en lugar de formas saludables de dar salida a los sentimientos, lo que se nos ha enseñado en la Obra a los numerari@s es a practicar la negación ("En realidad no me siento de ese modo, sino que doy gracias a Dios"), a juzgarse y autocensurarse ("No debería sentirme de este modo, es pecado, soy un egoísta, me lo merezco por ser una mula… borrico, borrico sarnoso") y a provocar que sus sentimientos se ajusten a las expectativas impuestas desde afuera ("es fiesta A, debo sentirme feliz, yehi! El cumple del abuelo!, salud!"). Estas son defensas corrientes contra las emociones y pueden ser eficaces, al menos por un tiempo, para mantener a raya a los sentimientos perturbadores… luego se explota.

A la larga es perjudicial manejar los sentimientos de esta manera. En primer lugar, las defensas minan la autoestima y nos hace inseguros. Casos de numerari@s profesores de universidad que abusaban de su poder despóticamente, o incluso misóginamente abundan en el anecdotario, como aquel profesor numerario que cuando hacía una pregunta a sus alumnos, se saltaba a las alumnas, o les ponía 6 de calificación en todo el curso con tal de poderlas ignorar. O aquellos directores que cuando son relevados de su cargo van a parar al psiquiátrico por no poder encontrar su lugar en el mundo normal, plagado de sentimientos. Para sentir auténtica autoestima, un individuo debe estar en condiciones de decir: "Soy un ser que siente, capaz de experimentar toda la gama de emociones humanas, y está bien que así sea", debe ser y sentirse vulnerable! Dicho de otro modo, respetarse a sí mismo significa respetar los propios sentimientos, sin exclusión de ninguno.

Cuando un numerari@ censura y reprime sus sentimientos también se priva de una fuente importante de información y guía. El miedo, por ejemplo, puede alertar a una persona sobre el peligro que la acecha, y hacerle ver la conveniencia de tomar precauciones o de huir. La tristeza que al parecer surge "porque sí" puede estar diciéndole a alguien que no cumplió el duelo necesario por una pérdida y que es usada en sus relaciones, ello tal vez sea un signo de que debe poner ciertos límites a lo que los demás pueden exigirle. Pero si el numerari@ está demasiado ocupado censurando sus propios sentimientos, no podrá "oír" lo que éstos tratan de decirle.

Recuerdo aquel sepelio donde se velaba a un supernumerari@, como en la Obra nos enseñaron a que en realidad era una celebración –dias natalis- el asunto era francamente raro. El/La espos@, no de la Obra, estaba francamente embargada, por supuesto había perdido a su pareja, por otro lado la gente aparentando una tertulia… al lado del féretro!... yo, ya sin ser de la Obra, saqué mi viejo rosario (oxidado, la verdad), me puse en una esquina del féretro y de rodillas comencé a rezar un rosario en silencio… al poco tiempo el/la viud@ me tocó el hombro y me dijo con ojos brillosos “podrías rezar el rosario en voz alta para acompañarte?”… así hice, sólo lo rezamos los dos, termine y me fui. Aquella era fiesta o luto?, celebración o duelo?

Muchas veces, producto de la represión emocional que la Obra nos enseña, también surgen problemas físicos. Si un numerari@ procura poner coto a sus sentimientos, se hace más vulnerable a una serie de dolencias psicosomáticas, que van desde insomnio, dolores de espalda, cuello y cabeza o desórdenes digestivos menores, hasta cuadros más graves como asma, úlceras y colitis. Recuerdo que mis primeras pastillas para poder dormir las tomé a los 25 años prescritas por un sacerdote!...  nunca más necesité de ellas. Los numerari@s que niegan y reprimen sus sentimientos también corren un grave riesgo de caer en adicciones a la bebida o a la droga, pues como bien saben los alcohólicos y los drogadictos en tren de recuperación, la bebida y las drogas se utilizan muchas veces para mantener sepultados los propios sentimientos verdaderos. Recuerdo que cuando nos explicaban el criterio aquel de que un numerari@ no bebía tragos de más de 6grados de alcohol, me mencionaban que no siempre había sido así, pero que en un momento determinado era alarmante la cantidad de alcohol que bebían, así que la nota de Roma censuró el asunto. Sí conocí numerrari@s que tenían problemas controlando el alcohol, pero muchos más con problemas psicosomáticos… como la ahora llamada epidemia de la depresión, que algún sacerdote mayor me dijo que era el demonio que atacaba a la Obra… cuando en realidad es la misma Obra, en cuerpo, dando señales de que algo no está bien.

Por lo que sé, estudios recientes sugieren que incluso en las enfermedades físicas las posibilidades de curación pueden verse afectadas por la forma en que el paciente maneja sus emociones. Un estudio realizado en San Francisco por la Universidad de California, demostró que entre enfermos de melanoma, una forma grave de cáncer de piel, quienes expresaban con libertad sentimientos como la angustia y la ira mostraban respuestas inmunológicas más positivas que quieres reprimían sus sentimientos. Aquello de querer que Dios te lleve al cielo, por ser este un valle de lágrimas, es un poco raro, no crees?

En el fondo es que, aunque los numerari@s creen que si niegan determinados sentimientos como la ira o el resentimiento, éste simplemente se esfumará, lo cierto es que los seres humanos no podemos hacer desaparecer nuestros sentimientos. Podemos empujarlos al subconsciente, con lo cual en apariencia desaparecerán, pero ello requiere una enorme cantidad de energía, y a medida que transcurra el tiempo se necesitará cada vez más energía, y a medida que transcurra el tiempo se necesitará cada vez más energía para mantenerlos reprimidos. Es inevitable que esto lleve a ataque de agotamiento, o a una fatiga crónica que al parecer no tiene motivos. Y dado que a cada uno de nosotros posee una cantidad determinada de energía psíquica, cuanto mayor sea el caudal de energía que alguien invierte en reprimir sus sentimientos, tanto menos le quedará para otros esfuerzos que le demanda la vida.

Unocomocualquiera 

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