Este fin de semana participé de un curso de retiro organizado por frailes agustinos ¡Dios mío si llevo conmigo una cadera de piedra! No menoscabo la forma en la que el Opus organiza los suyos en perpetuo silencio pero este... superó mi imaginación. Es más, si me lo narraran siendo numerario me escandalizo. Sin embargo, para mi sorpresa casi todos acudieron al sacramento de la penitencia ¡Y fuimos casi doscientas personas!, ¡Con lo que nos costaba que al menos dos fueran para cumplir con la estadística - que no nos importa - que se envía a la Comisión! Si Navarro Valls comentó que Juan Pablo II dijo del Opus que tenía el carisma de la confesión, los religiosos agustinos ganaron por amplio margen. En fin, cada uno a su manera, pero a mí me costó aceptar que se puede cantar, aplaudir y - ¿Por qué no? - mover el cuerpo.

Nicanor

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