Ayer me
reuní con esos numerarios que, por alguna razón no del todo clara te siguen
frecuentando. Te platican de conocidos comunes, de los enfermos, etc., y que no
desaprovechan para contar alguna que otra cosa que deje bien parada a su madre
guapa.
Ante un
comentario mío sobre lo que está emprendiendo el papa Francisco en la Iglesia,
con un poco de picardía le dije a este amigo que a ver cómo le iba a la obra,
especialmente con aquellas cuestiones de que un jesuita no entraría a un centro
y demás lindezas del estilo; a lo que respondió que no le preocupaba, pues el
santo padre era muy devoto de san Josemaría. Una vez soltado el comentario, no
pudo dejar de contar el resto, a saber: que habían comentado en esas tertulias
en que invitan alguien de la comisión regional por la fiesta del 2 de octubre,
que el Papa, siendo entonces sacerdote, en un momento en que experimentaba la
contradicción de los buenos por parte de sus hermanos de religión, por alguna
razón se dirigió a Josemaría y le dijo que si en verdad era santo, le ayudaría
a salir del problema. Lo que aconteció al día siguiente fue que sacaron al
jesuita de su encierro forzoso y se lo llevaron para hacerlo obispo, por lo que
terminaron así sus problemas. Por ello, y desde entonces, es devoto del fundador.
Me llama la
atención no haber leído sobre el tema en esta web. ¿Será exacta la anécdota?
Desde la visión sobrenatural, espero que con esa confianza, pueda decirle
"Si en verdad eres santo, no te molestará que te enderece todo lo que se
quedó mal en Tu obra".
Arnust.