Querida fraterna:
Luego de tu presentación
el miércoles pasado me parece obligado que alguien te dé la bienvenida. Hay
muchos otros que lo pueden hacer mejor, pero como hasta ahora nadie lo ha
hecho, aquí voy: bienvenida, amiga fraterna.
Todo lo que
cuentas es muy interesante y lo escribes con mucha fuerza, lo cual viene a
confirmar lo que algunos, los más viejos, ya sabíamos: que los colegios del
lado oscuro son un quilombo, palabra argentina muy apropiada para describir
esos lugares. De hecho, debo decirte, que entre los mejores supernumerarios y
supernumerarias no faltan los que se escandalizan por todas esas frivolidades,
incluso, he conocido a algunos que han optado por cambiar a sus hijos a otros
colegios por miedo a que se contagiaran de ese ambiente de superficialidad y tontería.
En realidad, nada de eso nos debería extrañar desde el momento que esos colegios
apuntan a la creme de la creme. ¿Qué otra cosa se puede esperar?
En los párrafos finales
de tu escrito preguntas como es posible que esas personas puedan mantener ese carísimo
nivel de vida. Intuyo que sospechas que hay algún tipo de subvención o ayuda
extra por parte del lado oscuro. Tu sospecha es completamente infundada. El
lado oscuro es también un agujero negro para el dinero, lo atrae con una fuerza
irresistible que hace imposible que pueda salir. Olvídalo, eso no es así, no te
estás perdiendo nada, ni se han olvidado de ti a la hora de repartir
dividendos.
La explicación de
tanto consumismo y ostentación en ese ambiente es la misma que en cualquier
otro ambiente: que hay gente que le gusta exhibir que tiene dinero, téngalo o no. Eso quiere decir, que algunos
de ellos puede que realmente tengan mucho dinero, cuyo origen puede ser muy
diverso y con muy diferentes valoraciones morales, positivas y menos positivas,
pero no vamos a entrar en eso que nos podemos ir muy lejos. Otros posiblemente
tienen mucho menos dinero, pero prefieren pasar estrecheces en otras cosas
antes que renunciar a tener un auto impresionante. He conocido gente con Mercedes
Benz que luego andaban locos para pagar la tarjeta de crédito, aunque no
tuvieran gastos especiales. No los critico, ellos están convencidos que dar esa
impresión es muy importante para mantener un nivel de contactos que les parece
necesario. También los he conocido que pasaban hambre y hacían toda clase de trucos
de magia para aparentar que estaban al mismo nivel que los demás, pero finalmente
todo el mundo se da cuenta y resultan patéticos. Esos son los tres grandes
grupos de la gente que ostenta un nivel de vida de altos vuelos.
Ahora me gustaría
hacerte una pregunta: ¿Qué os dicen las directoras y los curas sobre el papa
Francisco?
Pues creo que eso
es todo, esperaré a leer tus próximos envíos. Un saludo cariñoso.
Dionisio, el
Areopagita.