Escriva teólogo.- E.B.E.
Fecha Monday, 14 October 2013
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Coincido con AlChile y su sorpresa frente al congreso dedicado a un perfil de Escrivá inimaginable: como teólogo. En realidad, el congreso plantea a un Escrivá como “fuente de inspiración” para los teólogos, no como un teólogo en sí mismo. Posiblemente sea un perfil conforme a la imagen que Escrivá tenía de sí mismo: los teólogos se inspirarían en él, no él en los teólogos y mucho menos ser él un teólogo que estudiara a otros santos.

Tal vez habría que señalar que, en sentido estricto, Escrivá se veía como un “hacedor de teología” más que como un pensador-teólogo. No pensaba la teología sino que la creaba a medida que iba obrando. Hay al menos un testimonio concreto, citado en esta web en ocasiones anteriores:

«Tenéis por delante tanto camino recorrido, que ya no os podéis equivocar. Con lo que hemos hecho en el terreno teológico -una teología nueva, queridos míos, y de la buena- y en el terreno jurídico; con lo que hemos hecho con la gracia del Señor y de su Madre, con la providencia de nuestro Padre y Señor San José, con la ayuda de los Ángeles Custodios, ya no podéis equivocaros, a no ser que seáis unos malvados» (de nuestro Padre, Tertulia, 19-III-1975).

Por otro lado, Escrivá afirmaba:

«El Opus Dei nunca defenderá o promoverá ninguna escuela filosófica o teológica propia» (Meditaciones V, pág. 66).

Con lo cual podríamos decir que la contradicción salta a la vista. ¿Cómo tener un pensamiento teológico propio sin tener una teología propia? ¿Cómo crear una teología nueva sin tener al mismo tiempo una teología propia? Si el congreso va a tratar del pensamiento teológico de Escrivá, pues se podría acabar pronto el asunto.

Escrivá, creo, daba a entender que no habría ninguna escuela teológica porque eso sería “propio de religiosos”. Pero por otro lado, quería asegurar que había sido un precursor de la teología del laicado (con la pequeña dificultad que implica explicar la laicidad de los agregados y numerarios). Todo esto no evitaba caer en una contradicción sin pausas, alternando unos enunciados y sus contrarios.

Lo cierto es, creo yo, que hay una teología subyacente (de calidad bastante precaria y elemental) que sustenta al Opus Dei y todo su edificio ascético y de obediencia, el cual mantienen en pie y en funcionamiento la institución. Pero esa teología no parece fruto de una reflexión, ni de lecturas profundas sino de una pura actitud pragmática (por eso puede ser contradictoria sin ruborizarse): es una teología armada para sostener un sistema de gobierno, sin mucho más horizonte que ese. Sus raíces son, por ello, bastante superficiales. Aunque eso no evita que sea una doctrina dañina.

Creo que existe una teología del Opus Dei, pero no es precisamente algo de lo que el Opus Dei vaya a hablar ni a poner en evidencia. Es mejor que esa teología pase oculta, como los documentos internos. Es más, esa teología está reflejada en esos mismos documentos de gobierno, donde se impulsa el sometimiento de la conciencia a los superiores, donde se hace depender la propia salvación de la permanencia en la barca del Opus Dei, donde se afirma el origen divino de la institución, se promueve la teología del éxito (predilección divina hacia el Opus Dei y sus miembros, por encima del resto de la Iglesia), el holocausto del yo, etc.

Este es el pensamiento teológico de Escrivá. Pero de eso, nada se hablará en el congreso italiano de teología. Lejos de inspirar a los teólogos, los espantaría.

Para finalizar, el texto que explica las razones de dicho congreso no deja de manifestar el carácter típicamente ambiguo y confuso, intrínseco a la «genética» del Opus Dei. Hace uso de unas palabras del cardenal Ratzinger como si fueran elogiosas, cuando en realidad podrían resultar más bien peligrosas (sospecho que el cardenal sería uno de esos teólogos que saldrían espantados frente a la teología descarnada de Escrivá):

Resulta oportuno, e incluso necesario, que en cuanto teólogos escuchemos la palabra de los santos para descubrir su mensaje: un mensaje multiforme, por cuanto los santos son muchos y cada uno ha recibido su carisma particular; y al mismo tiempo unitario, porque los santos remiten al único Cristo, al que se unen y cuya riqueza nos ayudan a penetrar. En esta sinfonía múltiple y unitaria, en la que, como diría Möhler, consiste la tradición cristiana, ¿qué acento lleva consigo el beato Josemaría Escrivá?, ¿qué impulso recibe a su luz la Teología?».

Lo interesante de todo esto es que los impulsores del congreso no citaron ninguna respuesta del cardenal Ratzinger sino sólo su pregunta (tal vez no haya existido, o si en algún momento existió, fue cautelosamente eliminada; me aventuraría a creer que el cardenal sabiamente decidió intervenir en el plateo del problema, sin llegar a resolverlo, pues en la pregunta estaba todo dicho).

E.B.E.









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