Acerca de la dignidad.- E.B.E.
Fecha Wednesday, 20 November 2013
Tema 020. Irse de la Obra


Creo que escritos como los de nometorres son necesarios en Opuslibros. Además de divertidos, pienso que rescatan buenos recuerdos, ayudan a relajarse un poco, que nunca viene mal, y muestran otra faceta de la vida en el Opus Dei (pero, de todas maneras, esas historias graciosas dejan traslucir la represión y control que se viven dentro del OD).

Respecto de irse como un/a señor/a, creo que –como bien dice Agustina- lo importante es irse como se pueda. Ciertamente la dignidad es muy importante de mantener frente a otros (que consideramos tan dignos o más), pero ante circunstancias límites, pues la dignidad primera es conservar la propia salud mental y moral, porque sin ella no hay dignidad que preservar.

Por otro lado, ¿qué tan digno considero al Opus Dei como para que me importe la imagen que ellos puedan tener de mí o que yo les quiera demostrar?

Resulta humillante irse de noche y a escondidas, sin lugar a dudas. Uno querría irse de otra manera, en esos casos: irse dignamente. Pero para eso habría que poner unas expectativas en el OD que el OD mismo jamás colaborará para que se cumplan.

Me llamó mucho la atención, creo que no lo conté, cuando me enteré de lo que sucede en otra institución de la Iglesia, cuando alguno de sus miembros decide cambiar de vida: organizan una fiesta de despedida. Cuando esta persona me lo contaba, yo alucinaba, no lo podía creer (como si me hubiera dicho: "organizamos una bacanal desenfrenada"). Sí, hacen una fiesta, le desean lo mejor y lo despiden de una manera muy acogedora. Esto es irse con dignidad, sin duda. Le reconocer el derecho a irse, le reconocen el derecho a hacerlo a la luz del día, y le reconocer dignidad a dicha decisión.

Al margen, dicho sea de paso, también en esa institución leen y meditan las Constituciones con periodicidad, todo lo contrario al Opus Dei. Irse del Opus Dei es indigno porque el Opus Dei mismo es indigno. No sólo es indigno irse, es indigno vivir toda una vida dentro de una organización sin haber leído nunca sus Constituciones. Es descabellado. El Catecismo es una verdadera estafa, si con él intentan reemplazar la lectura de las Constituciones (o Estatutos, como se quiera). ¿Cuánta confianza ciega depositamos en el OD como para no exigirle lo mínimamente exigible? Los grandes manipuladores son los grandes maestros de la confianza, logran que la gente les confíe lo que no le confiarían a nadie…

En realidad el OD es un todo coherente: si en una organización hay libertad para ingresar y permanecer, es lógico que haya libertad para irse (y organicen una fiesta). Cuando no hay libertad para irse, es porque no la hay para permanecer y no la hubo para ingresar. Las maldiciones de Escrivá son coherentes con toda su doctrina sobre la “santa coacción”.

Bueno, pues el OD es todo lo contrario, le contaba a esta persona: en el OD, en general con mucha simulación (aunque otras veces no), te desean lo peor, te dejan en soledad y te despiden con indiferencia. Te dejan en claro que no les importas nada. Es lo anti-evangélico. Es indigno, sin duda. Pero esperar dignidad, por parte del OD, es un error.

Salvo excepciones, la salida del Opus Dei inevitablemente siempre es indigna, aunque uno lo quisiera prevenir o contrarrestar. El OD mismo se encarga de hacer refinadamente indigno el proceso de salida, de la misma manera que hace con el proceso de entrada (coacción, engaño, etc.). Es una institución muy enferma, aunque se vea a sí misma como de origen divino.

Uno se puede ir dignamente del OD por propia iniciativa, pero sin esperar ninguna colaboración del OD. Es una dignidad interior, que no viene otorgada de afuera, no tiene ni tendrá un reconocimiento por parte del OD (aunque uno se lo quisiera refregar en las narices: no les importa), porque el OD doctrinalmente cree en el rejalgar, por lo cual abandonar el OD es siempre indigno (al margen de las excepciones, que -diría- suelen ser sospechosas, incluso aunque el interesado no se dé cuenta).

Reconocerle dignidad a la decisión de abandonar el OD va contra las enseñanzas fundacionales. Sería un planteo herético para el OD. El día que le reconozcan dignidad, habrá habido un acto de simulación más, de cara a la galería, o habrá habido una crisis de identidad profunda e irreversible.

Si en el OD hubieran hecho una fiesta por cada uno de los que nos fuimos, ¿todo el año sería carnaval? No lo sé, pero muchos se habrían animado a irse con mayor facilidad y el OD se habría visto anticipadamente en problemas demográficos, como los que tiene actualmente (y no pudo evitar, a pesar de tanto esfuerzo por retener a la gente). Pero ciertamente no pocos habrían conservado una imagen más positiva de la organización, o al menos no tan negativa.

E.B.E.









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