El sentido y la ausencia de Dios.- E.B.E.
Fecha Friday, 03 January 2014
Tema 040. Después de marcharse


Una de las cuestiones centrales en la vida post-Opus Dei es la pregunta sobre el sentido que ha podido tener (o tiene) la existencia de una organización como el Opus Dei.

Lo angustioso es encontrarse sin una respuesta satisfactoria, es decir, encontrarse con la falta de sentido, una ausencia que gira sobre sí misma como remolino, como perro que se muerde la cola.

Y el problema central, posiblemente, sea que no resulta fácil sobrenaturalizar dicha ausencia, de la misma manera que no resultar fácil sobrenaturalizar la canonización de Escrivá, aunque se vea necesario hacerlo (por cuestiones de integridad de la propia conciencia religiosa, especialmente en el caso de la canonización del fundador).

Abraham pudo sobrenaturalizar (=darle sentido) la idea de sacrificar a su hijo (como un sacrificio de sí mismo –y de su hijo- a Dios). Abraham podía ver la conexión entre el sacrificio de su hijo y el deseo de Dios (el mandato a cumplir), aunque no lo entendiera. ¿Qué hubiera sucedido si, en el momento de sacrificar a su hijo, Abraham se hubiera encontrado solo, sin la presencia de ese mismo Dios que le había pedido dicho sacrificio? Le habría dado un ataque de locura, posiblemente, por el vacío y por la extremada acción que estaba por ejecutar sin la esperada garantía de Dios. La ausencia de Dios habría significado la falta de respaldo y de legitimación por parte de Dios. Sin Dios, la acción de Abraham habría significado, más que un acto de obediencia, una experiencia espantosa y un intento criminal sin justificación alguna. No habría sido sobrenaturalizable para nada.

La pregunta es: ¿qué pasa cuando Dios desaparece de la escena? ¿Es una nueva prueba de fe, que se suma a la anterior? Parecería un exceso. ¿No será, más bien, un indicio de que, en realidad, Dios nunca estuvo, ni siquiera al principio? Sin Dios, el sacrificio de Isaac es simplemente un intento de homicidio, sin otra explicación que la locura. Sin Dios, el cuchillo de Abraham no habría encontrado freno alguno. La ausencia de Dios, entonces, no habría significado una nueva prueba de fe, sino la confirmación de su desaprobación y un desenlace trágico. La presencia del daño desmiente, de manera patente, todo intento de justificación sobrenatural. El homicidio habría materializado el desquicio de Abraham.

En resumen, la ausencia de Dios impide toda sobrenaturalización. Si Dios no está en un lugar o en una situación, no se puede forzar su presencia, salvo creando un simulacro. Si Dios no hubiera estado donde Abraham en el momento del sacrificio -salvando el anacronismo- Abraham habría terminado en un psiquiátrico.

¿Habría que ver aquí el origen remoto de tanta enfermedad mental dentro del Opus Dei?

El sentido es una de las fuentes de la felicidad (la religión es fundamentalmente búsqueda de sentido y dirección). Y el sinsentido es una de las fuentes de la locura. No es casual, entonces, que el Opus Dei empiece como felicidad y termine… como ya sabemos.

Pues en el caso del Opus Dei, lo dramático es la desconexión entre Dios y el Opus Dei mismo. Si al principio parecía que Dios estaba detrás del Opus Dei y lo llenaba todo de sentido, luego, con la progresiva pérdida de coherencia, también se fue desvaneciendo la conexión entre Dios y el Opus Dei, a tal punto que no es fácil encontrarle una razón de ser a esa organización, ni siquiera una razón “sobrenaturalizable”. El Opus Dei termina siendo un absurdo irredimible.

La ausencia de Dios deja al Opus Dei rodando por el universo, sin rumbo alguno.

Desde luego, tomando en consideración la idea de que un día en el Cielo nos enteraremos “de todo”, podemos estar tranquilos de que “un día” le encontraremos sentido al Opus Dei. Pero de momento, resulta dificultoso encontrárselo.

La ausencia de sentido es lo que más perturba de la existencia del Opus Dei, y sobre todo, la imposibilidad de sobrenaturalizar ese sinsentido.

Posiblemente la cuestión de fondo no sea cómo sobrenaturalizar dicho absurdo organizacional sino encontrar cuáles fueron las razones históricas –bien humanas- que dieron origen a dicha entidad, mirando más acá y sin necesidad de exigirle explicaciones al Más Allá.

E.B.E.









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