Felicito a junio por su contribución, tan bien documentada, sobre todo tratándose de los bastidores y entresijos del Opus en su cúpula. Me parece muy pertinente explicar ciertas decisiones por el tira y afloja entre los intereses del Opus y la necesidad de congraciarse a Juan Pablo II. Me pregunto si la expansión hacia los países escandinavos, a priori tan poco receptivos, no responde también a un deseo pontificio.
Tengo una suposición, no una certeza, sobre los motivos de la negativa de construir un centro para atender a los peregrinos. Otra vez nos habríamos topado con el criterio de separación de sexos, pues la mayoría de los peregrinos suelen ir a Tierra Santa en pareja y en familia. No veo cómo un centro de esas características podría separar hombres y mujeres, sin forzar sobremanera las situaciones.
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