Hola,
En primer lugar una no -
perplejidad: la
entrevista a Agustina en Radio Euskadi está que se sale. Enhorabuena.
A lo que iba. Hace unos días Dionisio
nos mostraba su sorpresa por la forma en que las autoridades religiosas dicen
grandes verdades, denunciando situaciones de pecado, pero a la vez no dan ni un
solo nombre, con frecuencia ni siquiera pistas. Evidentemente, Dionisio habla
de la -desde esta página- tan demandada intervención papal del Opus Dei. Pero
esto se debe leer a la luz de lo que está pasando en la Iglesia ahora mismo.
Resulta un tanto desorientador, para
quienes reclaman esto, la reforma en curso de una situación mucho más grave, la
de los Legionarios de Cristo. Está muy bien que los miembros de esa institución
se lamenten y pidan perdón a los damnificados por los abusos sexuales, que eran
conocidos por todos. Pero hete aquí que:
a) la Legión no volverá a utilizar
ningún texto de su fundador Maciel.
b) dicen que han hecho todo lo
"humanamente posible" para ayudar a los damnificados.
Uno no entiende que se pueda
prohibir los textos de un fundador y la institución quede en pie. Sería como
abolir la regla de San Benito y pretender que siga funcionando su orden. O
quitar el evangelio y que la iglesia siga en pie. Y no por nada, sino porque el
fundador era un criminal.
Por otra parte, no se entiende bien
qué quieren decir con "lo humanamente posible" para ayudar. No se
habla de un fondo financiero para pagar indemnizaciones o dar apoyo psicológico,
ni de una profunda relectura de su vivencia del evangelio. Hay exmiembros que
dicen que esa orden religiosa debiera ser directamente disuelta. Pues no, se
poda y basta: a seguir con la sotana almidonada y el zapato de charol, que en
las recepciones de alta sociedad dan muy bien.
No es de extrañar que Roma se lo
piense dos veces antes de hacer nada: el follón que hay organizado con los
casos de pederastia es tan grande que ha llegado a la ONU. Pero, para variar,
la respuesta de la Santa Sede ha sido la de siempre: "tú más"
"hay otros pecadores" "estamos haciendo cosas, pero no nos
comprenden" "nos tienen manía" "es una campaña"... Y
la gran perla "no se debe meter prisa al Papa". Ahora sí que la han
liado.
Vamos a ver, si no se pude meter
prisa al Papa por un caso sangrante, que él mismo ha condenado duramente, ¿qué
podemos esperar de otros casos menos graves como es el Opus Dei? ¿Cómo es
posible que la Santa Sede no de pasos claros, trasparentes para atajar esos
problemas? Sólo cabe la explicación de que en realidad la cosa sea mucho más
grave. Da miedo.
Sólo así se entiende que con el Opus
Dei no se haga nada, puesto que se abriría otra vía de agua donde de momento no
la hay, sino que incluso, gracias a los contactos políticos con gobiernos
conservadores, se consiguen todavía prebendas como concertación o encomiendas
de colegios públicos, cesiones de terrenos, etc., etc... Vamos, que por no
hacer la reforma en su momento, la casa amenaza ruina.
Encima, no es verdad que Roma "tenga
paciencia" con nadie. Pedro Arrupe dijo esto en la congregación de los
jesuitas en 1974:
·
«Nuestra Compañía no puede responder a las graves
urgencias del apostolado de nuestro tiempo si no modifica su práctica de la
pobreza. Los compañeros de Jesús no podrán oír “el clamor de los pobres”, si no
adquieren una experiencia personal más directa de las miserias y estrecheces de
los pobres»
·
«Es absolutamente impensable que la Compañía pueda
promover eficazmente en todas partes la justicia y la dignidad humana, si la
mejor parte de su apostolado se identifica con los ricos y poderosos o se funda
en la seguridad de la propiedad, de la ciencia o del poder»
·
Sentimos inquietud a causa de las diferencias en la
pobreza efectiva de personas, comunidades y obras.
·
En este mundo en que tantos mueren de hambre, no
podemos apropiarnos con ligereza el título de pobres. Debemos hacer un serio
esfuerzo por reducir el consumismo; sentir efectos reales de la pobreza, tener
un tenor de vida como el de las familias de condición modesta… examinar
capítulos de comidas, bebidas, vestuario, habitación, viajes, vacaciones…
Siete años más tarde sus
desencuentros con la Santa Sede le habían provocado un ictus y Juan Pablo II
había nombrado un prepósito saltándose las normas de la Orden.
En fin, esperemos que este Papa, tan
bien intencionado, tan pleno de mensajes y signos esperanzadores, los lleve a
cabo, le dejen llevarlos a cabo, y el Espíritu obre por fin en su iglesia lo
que empezó con el Vaticano II y luego no le dejaron seguir.
Que Dios os guarde
Ramón