El
Opus y la Obra de la Urbano
Jaime
Peñafiel. El Mundo 12/04/2014
Pilar
Urbano es, desde hace muchos años, del Opus Dei, en
calidad de numeraria. Como tal, vive en una de las residencias de la prelatura. Tras la
publicación del libro, tuve gran curiosidad por conocer la opinión de la
«orden», fundada por Monseñor Escrivá de Balaguer, San José María desde 2002.
Más que sobre el libro, sobre la escandalera mediática, protagonizada por uno
de sus miembros más conocidos a quien un comentarista ha calificado, mejor
descalificado, como «sucedánea religiosa».
Para ello, acudí a una de las personas de la obra, muy querida y
admirada, Laura Hurtado de Mendoza, secretaria de la reina doña Sofía desde el
1 de septiembre de 1970, cuando llegó a La Zarzuela de la mano del marqués de
Mondéjar. Se trataba de una lejana sobrina suya. Según Apezarena, el primer
marqués era Hurtado de Mendoza y su bisabuela fue dama de la reina María
Cristina.
Laura, una mujer de carácter dulce, muy culta ella,
ha sido, como miembro del staff de la casa durante más de cuarenta años, testigo
de momentos tan entrañables como ver a don Juan Carlos gateando y llevando al
príncipe Felipe a caballo sobre sus espaldas; también del día en que los tres hijos
de los reyes acudieron, por primera vez, al colegio de Los Rosales, el 18 de
septiembre de 1972. Asimismo del primer contacto del príncipe Felipe con la
muerte, el 6 de febrero de 1981, cuando falleció, repentinamente, su abuela la
Reina Federica.
Aquel día, ella era la única que se encontraba en La Zarzuela,
amén del ayudante, señor Palacín. Porque, cuando los reyes se ausentaban, Laura
se quedaba 24 horas sobre 24, al exclusivo cuidado de Felipe hasta que
regresaban. La primera decisión de Laura fue impedir, por todos los medios,
que Felipe se enterara. Con su gran sentido de la responsabilidad, supo
quien era la única persona que le podía dar tan dramática noticia, su madre la
reina.
El destino de los
dineros
Al
igual que Pilar Urbano, Laurita, como se la conoce en La Zarzuela, también pertenece al Opus Dei,
en calidad de agregada. Hasta
ahora se pensaba, se creía, que al ser las dos de la misma cuerda aunque tan
diferentes, los contactos de la Urbano con doña Sofía para su libro La Reina y La Reina de cerca habían sido gracias a Laura. Al salir su nombre,
en el transcurso de una larga entrevista en Intereconomía, Pilar
Urbano no solo lo negó sino que se refirió a Laura de una manera despectiva: «Solo la he
visto un par de veces y además no me cae bien. Mi introductor fue el general
Cabrera».
Según la señora Hurtado de Mendoza, a quien conozco, estimo y
admiro desde que entró en La Zarzuela, ella, como todos los miembros de la Obra
con los que he contactado, respeta la libertad de expresión a la hora de
manifestar opiniones, tanto si es de palabra como por escrito «siempre
que no dañe a terceras personas. No es de buen cristiano hacerlo. Aunque sea
verdad, no se puede». ¡Ay de aquel que escandalizare!, dice el
Evangelio. Ante la pregunta que se le hizo a Pilar sobre lo que iba a hacer del
dinero a ganar con el libro, respondió de una forma un tanto chulesca: «Me lo
gastaré en lo que quiera, en lo que me dé la gana».
Le faltó humildad, de la que carece, para reconocer que, como
numeraria, tiene la obligación de entregar todo, todo con mayúscula, lo que
gana a la Obra, donde le suministran el 'pocket
money' necesario para sus gastos. Por lo tanto
los dineros que ingrese por la venta de su libro irán, íntegros, al «convento».
Como le sucedía a Luis Valls, uno de los responsables del Banco Popular y
también numerario con los millones que ganaba, que eran muchos.
Otro miembro del Opus Dei consultado, el ilustre y prestigioso
ingeniero naval José Luis Gutiérrez, súper numerario él, considera, al igual
que otros muchos, inoportuno el libro, prefiriendo que no lo hubiera escrito en
ese tono, en ese sentido. Lo
achacan al afán de notoriedad, de protagonismo de la autora en contradicción
con el espíritu del Opus Dei. «Antes de causar daños a terceros, hay que
pensárselo», ha declarado en la misma línea que Laura Hurtado de Mendoza.
A la pregunta de si puede ser expulsada de la obra, la respuesta
se atiene a las palabras del fundador, San José María: «La
puerta es muy estrecha para entrar y muy ancha para salir». Y me recuerdan a Ruiz Mateos, fuera de la
obra, por el daño que hizo.