Hola.
Quisiera participar en los comentarios sobre el escrito de Pilar Urbano,
y decir primeramente que coincido con lo que dice Gervasio
sobre el maltrato, por parte de la periodista, que recibe el padre Antonio
Pérez, dando a entender la posibilidad de que desobedeciera a su superior con afanes
personales. Eso es exactamente una calumnia.
Por otra parte, los escritos del viernes pasado en
opuslibros, describen la idea de que no es lo mismo decir las cosas ante un
grupo de infantes, que ante personas ya con experiencia del resultado de las
cosas. De hecho, la frase final de dar por zanjada la cuestión por parte de
Pilar Urbano, tiene en cuenta “la fuerza de quién lo dice”, es decir, que se
asume que se tiene respeto, consideración, por el actual prelado del opus dei.
También se toma en cuenta “a quién lo dice”, es decir, a personas que son del
opus dei y que confían en sus autoridades.
Quisiera decir también que lo que más pesa es que las
personas a las que se dirige el opus dei por decreto, aquellos que aceptan sus
coacciones, aquellos “débiles mentales”, hombres y mujeres, nunca se verán
rodeados por obispos, ni irán a gritarles que no quieren ser esto o aquello, y
son los olvidados. Es por eso que coincido con Carmen
Charo cuando afirma que en el opus dei, los de abajo, son a los que se
les debe una explicación, sin trampantojos malévolos como los de Pilar Urbano.
Sí, tal escrito es un trampantojo malévolo, aunque haya sido
escrito con la mayor “pureza de intención”. Y ese es el quid de la cuestión, ya
Markus Tank “descanonizó” a Escrivá, es decir, quizá contradijo la hojita de
oraciones que acompañó al mismo proceso, aquella donde se dice que fue un
instrumento fidelísimo de algo que se propone como venido del cielo y eterno.
El quid de la cuestión (je je), ahora es: El opus dei es un trampantojo
malévolo, con la mayor pureza de intención, pero que si te descuidas, te deja
hasta sin la camisa.
Saludos.
Paiquito