PILAR URBANO Y EL DR. MARKUS TANK.- Castalio
Fecha Friday, 02 May 2014
Tema 115. Aspectos históricos


 

Quisiera hacer algunos comentarios breves sobre el reciente escrito de la numeraria Pilar Urbano, publicado en esta web a propósito de las entregas que hizo el Dr. Markus Tank, en donde da a conocer documentos que evidencian algunos detalles del enredo tramado por J. M. Escrivá, a través de su longa manus Álvaro del Portillo, para candidatearse a una sede episcopal.

Doña Pilar Urbano, con cierto corajillo de matrona valenciana, dice que Markus Tank es un perfecto desconocido (ella utiliza la palabra «ignoto» –sic), cuyo nombre –dice– no aparece en ninguna parte como autor de artículos científicos o como miembro de algún distinguido claustro universitario de esos de toga y birrete, por lo que deduce, creo que acertadamente, que se trata de un «seudónimo», recurso típico –añade esta numeraria con palabras más, palabras menos– al que acuden algunos para blindar su cobardía (expresión que me recordó la retórica de corte falangista de don Jesús Urteaga o del mismo J.M. Escrivá).

La señora Urbano cree que por no aparecer el nombre del Dr. Tank en los lugares donde dice haberlo buscado («elencos docentes universitarios», dice ella con elegante prosa), es una persona poco fidedigna, por lo que, habría que dudar de sus interpretaciones, ya que, según ella, se trata de un don nadie académico. Lo que olvidó doña Pilar es que el ser de las personas, su identidad, no proviene exclusivamente de las universidades, hubiera buscado su nombre aquí, en esta página, donde conocemos y respetamos al doctor Tank desde hace tiempo porque todo cuanto publica está basado en documentos históricos. Digamos que sí existe y tiene autoridad. Y que quede claro que no lo conozco personalmente.

Además: ¿qué tiene que ver si Tank es doctor o rector o bedel de una universidad o de una academia cuando estamos hablando de un documento de archivo, oficial, sellado y fielmente reproducido?   

 

Pues bien, una vez que esta buena señora pretende desautorizar  al doctor Tank con argumentos que, a decir verdad y con todo respeto, resultan un poco pueriles para ser quien dice que es, nos ofrece una documentación supuestamente refutatoria, que por más que la leo no logro entender de qué manera conecta con el tema de las pretensiones episcopales del fundador, las cuales son evidentes en los documentos inéditos publicados en esta web. Todo lo cual, para mí, invalida los documentos de la señora Urbano desde el punto de vista histórico, e incluso los desautoriza como base de un posible contraargumento desde el punto de vista lógico y retórico.

 

Sin pretender ostentar «ínfulas de crítico historiográfico», como dice la señora Urbano del Dr. Tank (él tampoco las ostenta, sino demuestra con documentos la relación entre los hechos y sus dichos), pues, además, no lo soy, creo que un principio básico de la Historia (entendida como oficio) es que haya conexión lógica de causalidad entre el relato (ad narrandum) y el documento con el que se prueba (ad probandum), regla a la cual falta la señora Urbano al no establecer con claridad dicha conexión.

 

Además, esta distinguida y afamada numeraria-escritora nos distrae de lo que, en mi opinión, es el asunto principal de la publicación del Dr. Markus  Tank, a saber: ¿por qué en el Opus Dei nunca se ha dicho nada sobre las pretensiones episcopales del padre J. M. Escrivá y de la política que hizo don Álvaro en pro del nombramiento? ¿qué hay detrás de semejante pretensión?  

He ahí la cuestión… Y es que creo que historiar, hasta donde sé y entiendo de esas cosas, no es lo mismo que exaltar o encomiar, como lo hace doña Pilar con la retocada imagen que nos ofrece en El hombre de Villa Tévere. Pero en fin, el oficio de historiar nunca ha sido el fuerte de la Obra, o de su espíritu, pues acostumbrados como están a sacrificar la verdad en aras de la conveniencia, es imposible esperar de ellos honestidad intelectual, quizá por eso recurren al parapeto de los títulos y grados universitarios. Y si no, baste recordar la forma en que se escriben los diarios de los centros, en los que el numerario-cronista sabe que la verdad siempre ha de  ceder a la conveniencia e interés de preservar la imagen institucional.

 

Por eso, entiendo que doña Pilar no dude en reproducir con toda ligereza un documento de archivo que resulta inconexo con la causa que trata de defender o aclarar.  

Eso es típico de una persona que ha vivido y crecido en una institución que ha cultivado por años, las malas prácticas de enredarlo todo, de adulterar los hechos, de mentir cuando sea necesario, de aparentar hasta lo evidente, e incluso, de usar nombres y términos sagrados como si fuesen objetos de promoción comercial, ahí están todos los enredos de los consejos locales para hacerle creer a cuanto incauto se acerque que tiene vocación al celibato… ¡Nada menos! Y luego se preguntan por qué se salen tantos de la Obra. Para mí, la causa es evidente, «no hay mentira que peine canas».

Pero –insisto– la veracidad no es ni ha sido nunca el fuerte de la Obra, como en cambio sí lo es, por ejemplo, la liturgia o la limpieza.

¡Ah, y por cierto! antes de despedirme, los que escribimos en esta web, no usamos “seudónimos para blindar nuestra cobardía”, como poéticamente dice la numeraria Urbano, sino, como dice con mayor sencillez Carmen Charo, únicamente para protegernos del Opus Dei, que, como es sabido, se suele valer de lo que sea (incluso de la difamación y la calumnia)  para vengarse de sus críticos.  

Castalio.  









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