Cambio de palabras en la homilía del Papa.- Gervasio
Fecha Monday, 12 May 2014
Tema 060. Libertad, coacción, control


Cambio de palabras en la homilía del Papa

Autor Gervasio, 12/05/2014

 

 

En la capilla de Santa Marta, en su homilía de 6-V-2014, en el contexto del martirio de San Esteban protomártir, el Papa Francisco, para que los destinatarios de su homilía hiciesen examen de conciencia, propuso este interrogante: Sono un cristiano testimone di Gesù o sono un semplice numerario di questa setta?Así se escuchó por la Radio Vaticana. Traducido al castellano suena así: ¿Soy un cristiano testigo de Jesús o soy un simple numerario de esta secta?  Así se publicó, en castellano, en aciprensa y en otros medios de difusión. No obstante, en L’Osservatore Romano de ese mismo día 6, la palabra italiana “numerario” fue sustituida por la de “membro”...



El vaticanista Sandro Magister, tras detectar el cambio de “numerario” por “membro”, en la edición en español de infovaticana, de 7 de mayo de 2014, titula su reseña de la homilía de esta manera: Prohibido decir “numerario de esta secta”. El Opus Dei limpia la homilía del Papa. A las pocas horas, alguien que dijo ser profesor de la Universidad de la Santa Cruz y miembro del Opus Dei, efectuó una puntualización a su reseña, en la que como explicación señalaba que “L’Osservatore Romano” sólo ha corregido un españolismo de nuestro Papa, del que se podría deducir una alusión al Opus Dei” (Vid. Agustina. El Opus Dei explica por qué censuró las palabras del Papa).

Este cambio de palabras me ha trasladado mentalmente a una anécdota, situada también en Italia y situada también en ese ámbito lingüístico que podríamos denominar “itañol”, esa mezcla de castellano e italiano, muy propia del Colegio Romano de la Santa Cruz. Cuéntase que en cierta ocasión encargaron a un currito del Colegio Romano personarse en no sé qué oficina, donde debía hablar con un tal señor Pizzardo. Quizá la pronunciación de la doble zeta italiana no fue del todo correcta. Una vez en su presencia, el currito le espetó:

Buenas tardes, señor Poiardo.

A lo que el aludido respondió:

No me llamo Poiardo, sino Pizzardo.

—¡Ah! ¡Claro! Perdone, usted. ¡Qué tonto soy! ¿En qué estaría yo pensando?

No resulta demasiado difícil imaginar en qué estaría pensando el currito en cuestión. También cabe preguntarse en quiény en qué estaría pensando el Santo Padre cuando utilizó la palabra “numerario” referida a una “secta”. Tampoco me resulta difícil imaginarlo. Vamos, que tendría en su mente algo y a alguien, digo yo.

Me da la impresión de que el Papa también pensaba en el Opus Dei, cuando recientemente habló del “proselitismo” en términos muy peyorativos y despectivos para quienes lo practican. También en esa ocasión –el que se pica ajos come— el Prelado del Opus Dei se sintió obligado a precisar que esa palabra “proselitismo”, tan arraigada en la jerga del Opus Dei, aunque tiene una acepción peyorativa, también admite una acepción positiva. Algo así como lo que sucede con “libertad” y “libertinaje”, “patriotismo” y “patrioterismo”. El Papa se referiría al “proselitismo malo”; no al “proselitismo bueno”. Con todo, como el proselitismo que practica el Opus Dei es de los peores que circulan por la feria, no es de extrañar que el Papa tuviese en mente al Opus Dei, al descalificar el proselitismo con carácter general, sin mayores distingos. Ya habían reprobadoel proselitismo practicado por el Opus Dei varios obispos, empezando por el cardenal Hume, arzobispo de Westminster.

Las autoridades del Opus Dei parecen haber decidido adoptar el conocido lema: verlas venir, dejarlas pasar, y si nos mean decir que llueve. Si siguen con esa política, llegará un momento en que, aunque el Papa hable expressis verbis del Opus Dei, acabarán explicando que el Papa se refiere en realidad al opus dei en un sentido muy amplio, que comprende el mundo entendido como creación, que es obra de Dios, la oración litúrgica de los cartujos, que también es llamada obra de Dios y cosas así.

El Vocabolario della lingua italiana de Zingarelli, en su edición de 1997 no acoge la palabra“sopranumerario”. Contiene solamente la palabra “numerario”. Además de dinero contante, le da como segunda acepción el significado de “relativo al número” e indica que se trata de un adjetivo poco usado. Los italohablantes, cuando se refieren al Opus Dei usan las palabras “numerario” y “supranumerario” con toda soltura, pero a modo de españolismos. Les resulta difícil expresar los correspondientes significados de otra manera. En italiano hablar de un “numerario” es tanto como hablar de una determinada clase de miembro del Opus Dei. De ahí la puntualización del presunto profesor de la Università della Santa Croce.

En castellano, el término numerario tiene ciertamente una significación algo más amplia que en italiano, pero no es equivalente a “miembro”. No se refiere exclusivamente a una concreta categoría de miembros del Opus Dei. Las expresiones “numerario”, “socio de número” o “miembro de número” también están presentes en el Ejército, en la Real Academia Española, en la Academia Argentina de las Letras y entre los funcionarios del Estado, pero no está presente —no existe— en la organización de las sectas.

Como no podía ser menos, Escrivá huyó de adoptar una nomenclatura tomada de las sectas, fuesen éstas religiosas  o no religiosas, destructivas o no destructivas. Si las sectas religiosas estuviesen estructuradas a través de “numerarios” y “supernumerarios”,  estoy seguro de que Escrivá jamás hubiese dado cabida a esa categorización para aplicarla al Opus Dei. Recurrió a la terminología utilizada en otras instituciones, tan laicales y respetables como la academia de la lengua, el ejército o el funcionariado estatal. El resultado es que sólo cabe identificar una institución  —el Opus Dei— que simultáneamente se mueva en el ámbito de lo religioso y que cuente en su organización con la categoría organizativa de “numerario”. Pasa un poquitín como con lo de las prelaturas personales. Hablar de las prelaturas personales acaba siendo hablar del Opus Dei. En cuanto se habla de prelaturas personales, los del Opus Dei saltan.

Sólo si se considera que el Opus Dei es una secta, cobra sentido la expresión “numerario de una secta”.Ahí está el punctum dolens de la frase papal. Los numerarios del ejército, de las academias de la lengua y del funcionariado estatal, no consideraron que sus respectivas instituciones —el ejército, la academia de la lengua o el Estado— corriesen peligro de ser consideradas sectas, ni ellos los numerarios de esas sectas. Tampoco llamaron a Sandro Magister explicándole lo justificado del cambio de “numerario” por “miembro”.

Es más que probable que el Papa estuviese pensando en un numerario del Opus Dei, al formular el mencionado interrogante en su homilía, aun en el caso de que no pretendiese —lejos de él seguramente— aludir veladamente al Opus Dei. Pero le pasó lo que al currito de la anécdota: ¿En qué estaría yo pensando, al decir Poiardo en lugar de Pizzardo? El prototipo en que pensaba afloró involuntariamente. Que haya aflorado a los labios del Papa la palabra “numerario” no puede atribuirse a un mero españolismo de nuestro Papa. Quizá dijo lo que no quería haber dicho, pero lo dijo. No hubiese utilizado tal palabra, si lo que tenía en mente hubiese sido la secta de los seguidores de Myung Moon, o la Iglesia de la Cienciología, pues en ellas no hay ni “numerarios” ni “supernumerarios”. Las sectas religiosas no utilizan el concepto de miembro “numerario”. Yo al menos no conozco ninguna que lo haya establecido así.

En cualquier caso, la moraleja, a mi modo de ver, es que los del Opus Dei —sean numerarios, supernumerarios, agregados o adjuntos, sacerdotes o no sacerdotes, inscritos o no inscritos, electores o elegibles, etc.— están invitados a meditar la homilía del Papa, tanto si sus palabras aluden explícitamente al Opus Dei, como si aluden a los fieles en general y no al Opus Dei en particular. Deben plantearse si el Opus Dei tiene o no rasgos y elementos sectarios. Lo repito: deben plantearse si el Opus Dei tiene o no rasgos y elementos sectarios. Son invitados a compararse con “una secta” para ver si existen o no puntos de coincidencia. No cabe rechazar de plano esa comparación, situándose en un olimpo de apriorística excelencia. Tal es el reto al que el Papa les invita. Tienen que plantearse también hasta qué punto su proselitismo es dañino y/o egoísta y a la larga inefectivo. Se lo pide el Papa. Los papas no están sólo para canonizar fundadores.

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Sobre el significado y significación de “numerario”.

Como apenas he comenzado la página tres, me animo a expresar mi opinión sobre este particular. Me parece conveniente hacerlo, porque el anónimo profesor que envió la puntualización antes mencionada a Sandro Magister, disparata sobre el significado de “numerario”, (Vid. El Opus Dei explica por qué censuró las palabras del Papa), al no haber tenido tiempo de estudiar el tema mínimamente.

A mi juicio, por “numerario” hay que entender una determinada posición o condición o situación personal relativaa la colectividad a la que se pertenece. Así un numerario —que lo es en relación con el Opus Dei— puede ser, en cambio, un “supernumerario”, en relación con el ejército o con otra institución. En la Real Academia Española, la posición de numerario se contrapone a la de supernumerario, a la de miembro honorario, a la de correspondiente y a alguna más. En otras colectividades la condición de “numerario” se contrapone a otras condiciones personales como la de emérito, excedente, agregado, adjunto, etc. Ser “numerario” no es sinónimo de ocupar un cargo, aunque determinados cargos estén reservados a los numerarios. Es una condición personal.

La condición de “numerario” es distinta en razón del modo en que, en cada colectividad, están organizados sus miembros. Dentro del Opus Dei, la posición del “numerario” es ligeramente distinta en los estatutos de 1941, en los estatutos de 1950 y en los de 1982. Esa condición personal expresada con la palabra “numerario” varía de organización a organización. En la Universidad española, por ejemplo, un profesor “numerario” —desde el punto de vista estatal— puede estar en situación de “supernumerario” —también desde el punto de vista estatal—, como sucede con los funcionarios españoles, pertenecientes a la categoría de “catedráticos  numerarios” que pasaron a ejercer la docencia en la Universidad de Navarra. Tales posiciones en relación con el Estado nada tiene que ver con que sean numerarios, supernumerarios o agregados, desde el punto de vista de su pertenencia al Opus Dei.

En la mayoría de las colectividades la posición de “numerario” no está prevista. Es una posición personal contemplada en muy pocas organizaciones. Estuvo presente en el ejército de la Roma imperial, que es de donde procede y de ahí pasó a la cultura organizativa española; pero apenas a la de otros países. Está presente en las academias de la lengua española de las diversas naciones hispanohablantes y en algunas otras instituciones, como el ejército y la Administración Pública, de la que la Universidad pública forma parte. También está presente en la Orden de la Jarretera. El rey Juan Carlos, por ejemplo, es un “supernumerario” de la Orden de la Jarretera. Seguro que se me escapa alguna colectividad más. Fuera de España, salvo la mencionada Orden de la Jarretera y el ejército del Imperio Romano, no conozco ninguna colectividad que contemple la figura del “numerario”, aunque pueden darse situaciones personales parecidas o equivalentes.







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