Yo fui numerario del Opus Dei en
Guatemala y mantengo relación con muchos ex-numerarios. La mayoría de aquellos
con los que hice el Centro de Estudios están ahora fuera del Opus Dei, y no es
cierto lo que ustedes dicen. Lo he comentado con los ex-numerarios que, como
ustedes, están molestos.
Ustedes presentan comportamientos
erróneos de directores o de numerarios individuales como si fueran políticas
corporativas. Y presentan su propia experiencia como si fuera general.
Cuando yo ya no quise ser más del
Opus Dei lo dije claramente y respetaron mi decisión, y así ha pasado con todos
los que lo han dicho claramente. Lo hemos discutido entre varios ex-numerarios.
Eso es lo que enseñó San Josemaría: vivir la libertad.
Pero si ustedes no fueron firmes y
claros en sus posiciones (no los culpo ni puedo juzgarlos), los que los
"acosaron" y "persiguieron" quizá pensaron que los ayudaban
a salir de un estado de confusión pensando que les ayudaban y les mostraban
cariño de hermano y amigo, y sabiendo que ustedes son buenas personas. Y estoy
seguro que lo son.
La llamada del Opus Dei es radical,
de entrega total. Si uno quiere 'pretender' vivir esa entrega, pero no puede,
el persistir en ese estado falso de entrega total ciertamente puede producir
daño psicológico, pero no es causado por el Opus Dei como tal, sino por los
individuos que no pueden poner en práctica lo que el mismo Opus Dei enseña de hacer
valer su libertad. Y no digo que lo hagan por maldad, sino por lo contrario, por
querer vivir un nivel de virtud para el cual no da la formación previa, que fue
lo que me sucedió a mí. No puede y más, y lo dije apelando a las palabras de
San Josemaría: "la puerta para salir está abierta de par en par". Lo
dije así de claro, con esas palabras firmes, y mi decisión fue respetada.
Yo sé que ustedes son buenas
personas, igual que mis antiguos hermanos que se salieron y que hoy son
enemigos de la Obra y con quienes me une amistad inquebrantable pese a esta
diferencia. Su problema es que fueron demasiado buenas personas, más buenas que
sus posibilidades materiales.
Un abrazo,
Alejandro Berganza (Guatemala)