La Iglesia, aunque parezca una institución rígida, se adapta muy bien a todo lo que le conviene. Aunque la mayor parte de la Jerarquía de la Iglesia detesta al Opus Dei por su soberbia y rigidez medieval, le trae a la Iglesia dinero y el apoyo de poderosos. La Iglesia convive con el Opus Dei como una madre con un hijastro, que no se ama pero se acepta porque al fin de cuenta ayuda a pagar la renta.
Hay quienes han decidido vivir dentro de la Iglesia a pesar de ella ser un camaleón, que cambia de colores según la ocasión. Hay otros, como yo, que hemos decidido tratar con el Dios Bendito sin intermediarios.
Entiendo sin embargo a quienes necesitan el olor a mirra, los trajes medievales, los ritos y la cercanía de la Institución. Son libres sin duda de seguir a la Madre enferma.
Otros, preferimos sentarnos en la plaza y esperar por Jesús.
Santis