Después de todos los comentarios, yo sufro en silencio, como las hemorroides. Lo que más me preocupa, en mi caso, no tanto, el tema sexual en sí, si no el tema del cambio de la cosmovisión. Todo acaba pasando por el tamiz de la religión, estrechando así las miras. Un ejemplo, cuando se estrenó Avatar, mi mujer y yo fuimos al cine y la película nos gustó, sin más. El otro día la alquilé en el video club, y mi mujer ya me vino con el “New Age” y que Avatar ya no le gustaba, dado lo visto, fui a devolverla automáticamente y alquilé otra película rodada en años preconciliares… por si acaso; por supuesto, en blanco y negro, y así todos contentos.

Todo lo que no es cristiano, es anticristiano, todo es pasado por ese filtro, a uno ya le cansa. Todo tiene vital trascendencia. Veo libros en casa, de los años rancios, “tratados de las verdaderas devociones …”, como si los otros libros fueran falsos. Hay el síndrome del eterno perseguido, como católica se siente perseguida y atacada. La verdad que es a mi esto me echa hacia atrás. Rosarios bajo la almohada a modo de amuletos, y agarrarse a él, por la noche y dormir con él, cuando es un simple pasacuentas y cuando ya se ha rezado, se guarda en su sitio y punto. La causa y efecto, también, cuanto más rece más me dará Dios, y toda su mente, está en el séptimo cielo … ¡Terrible!.

Uno no puede ver, “¿Quién quiere ser millonario?, sin una visión teológica del tema, cuando es un concurso para pasar el rato y ya está, y de pasada es de cultura general, qué más quieres.

No existe la risa, la frescura, … y esto es muy triste.

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