Reflexiones personales tras la salida.- Heart
Fecha Monday, 01 September 2014
Tema 040. Después de marcharse


Me pregunto a mi misma si puedo sacar algo bueno de mi paso por el opus dei, algo para recordar sin que me deje mal sabor de boca, y por mucho que lo he pensado no lo he encontrado.

Desde el respeto a quienes me leen y opinen de forma distinta a la mía, puedo decir que no me aportó nada positivo aquellos años, que no me han enriquecido como persona en nada. La fe y el trato con Dios no me lo enseñó el opus dei sino mi familia. Lo único que saco en claro es que va a ser dificilísimo que alguien me vuelva a manipular de nuevo.

Después de todos estos años ya no necesito perdonar porque comprendo que los fanatismos ciegan totalmente a las personas. Supongo que las personas que me hicieron daño estaban cegadas por el mismo fanatismo que me llevaba a mí a actuar de forma anormal cuando estaba dentro. Yo no puedo juzgar las conciencias de esas personas, pero si alguna actuó siendo consciente del daño que hacía, lo único que me provoca es pena el ver tanta miseria moral.

Debo reconocer que el daño fue doloroso porque yo había sacado y entregado allí lo mejor de mi misma y esa riqueza personal fue mal utilizada. Fue desperdiciada en una estafa personal. Hubo un tiempo en que elegí la soledad porque no quería que nadie ajeno a todo este mundo opus pagara los platos rotos de mi dolor. Creo superada esta etapa, que solo ha pasado con esfuerzo y amor, mucho amor y humanidad de la que se nos privó por tanto tiempo. ¿De qué sirve tanto sentido sobrenatural sin sentido de la humanidad? Cuesta mucho volver a sacar lo mejor de ti misma cuando ha sido mal utilizado, me atrevo a decir que fue “abusado”. Ante esa experiencia personal del paso por el opus, la satisfacción personal y el deber moral que tengo ahora, es informar a los demás sobre lo que es en realidad el opus dei.

Hay tantos opus dei como personas. Según quién eras, según quienes fueran tus padres, según fuera tu poder adquisitivo el opus dei era de una manera o de otra. Yo no encajaba en un mundo tan falso, nunca me sentí cómoda sino siempre como actuando. Yo no encajaba en un mundo tan cerrado. Todos vestían igual, hablaban igual y pensaban lo mismo. Pobreza humana y no material era lo que había allí.

De las pocas cosas que me hacen reír es el acordarme de cuando una vez me confesé y le dije al cura: “Me acuso de falta de pureza porque me gusta uno de su casa al que veo por la calle todos los días y sé que se llama MG y que trabaja en un colegio” El tío se quedó sin habla, (silencio de segundos que se me hizo interminable) hasta que me dijo:”Bueno tú… tú… haz mucho apostolado” y yo, pensando… ¿se habrá quedado con las ganas de presentármelo? … También me hacía gracia todas las mañanas abrirle la puerta a otro cura que venía recién ordenado de Roma y que tendría unos cuarenta años porque el tío entraba al centro y se creía un dandi con su bufanda de “Roberto Verino” y sus zapatos “Castellanos” relucientes. Más de una vez nos teníamos que aguantar la risa, porque mientras unos entraban al centro mirando tanto al suelo que tropezaban con la puerta de la sacristía, éste no hacía más que mirar todo con muchísimo descaro. Ahora creo que es vicario en una delegación.

Espero que estas reflexiones ayuden a los que acaban de salir. De todo se sale y todo pasa. Un abrazo a cada uno.

Heart heart@unseen.is  









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