La doble vara de medir en el Opus Dei.- Josef Knecht
Fecha Monday, 01 September 2014
Tema 070. Costumbres y Praxis


Muy interesante –y emocionante– ha sido la última aportación de Carmen Charo sobre el limbo laboral del Opus Dei (29.08.2014). Así es la vida interna de la Obra de Escrivá, tal como Carmen la presenta aportando, además, en este caso documentación testimonial de su propia vida. Carmen alude a la magnanimidad con que traté a don José Luis Illanes en mi escrito del 27.08.2014. A este respecto debo advertir que fui respetuoso con Illanes porque sus gestiones de entonces beneficiaron a muchos sacerdotes secularizados, pero a la vez reconozco que su comportamiento también fue, en buena medida, discutible. Me explicaré...



El profesor Illanes se limitó, en los años 90 del siglo XX, a ejecutar un encargo recibido de la Conferencia Episcopal Española. Como decano de la Facultad de Teología de Pamplona se atuvo a esa obligación y cumplió bien con ella siguiendo los requerimientos establecidos por los obispos y también por el Ministerio de Educación y Universidades. Ahora bien, aquellos criterios episcopales referentes al trato con los sacerdotes secularizados son distintos y, muchas veces, opuestos a los procedimientos con que los directores del Opus tratan o maltratan a sus ex miembros, como vemos en el caso de Antonio Esquivias o de Carmen Charo. Y esto Illanes lo sabía muy bien. De hecho, él llevaba a cabo aquellas gestiones en la más severa discreción, sin que casi nadie de su entorno se enterara de ellas. Con esa extrema privacidad y cautela se pretendía que nadie en el Opus supiera que él ayudaba a otros “ex” aplicando para ellos criterios discrepantes de los que los directores de la prelatura suelen aplicar a sus “ex”. Yo me enteré de las gestiones de Illanes por una azarosa casualidad.

Asistimos aquí a una actitud vital preocupante. En el comportamiento de los miembros numerarios/as de la Obra de Escrivá suele darse una “doble vara” de afrontar la realidad, porque, a raíz de la formación específica y del control al que están sometidos, han aprendido a interiorizar con bastante connaturalidad actitudes propias de aquella divinidad romana, Jano, que tenía doble cara: los miembros del Opus tienen una para relacionarse con la gente de “fuera” (compañeros de trabajo, por ejemplo) y otra para cumplir con las obligaciones “internas” de la institución. No me refiero a la privacidad o intimidad a la que tiene legítimo derecho cualquier asociación, sino al hecho de que algunas prácticas “internas” del Opus muchas veces son opuestas e incompatibles con el comportamiento mantenido al mismo tiempo con los de “fuera” y, por tanto, hay que ocultarlas o disimularlas. Este modo de actuar, como es evidente, no merece recibir elogio alguno, sino más bien rechazo absoluto.

En cierta ocasión (09.04.2012) comenté en este foro la anécdota que un célebre numerario del Opus, don Antonio Fontán, protagonizó cuando fue presidente del Senado español. Juan Pablo I falleció la noche del 28 de septiembre de 1978; al día siguiente por la mañana, Fontán propuso a los senadores dedicar un minuto de silencio en memoria del difunto Papa. Obrando así se opuso al criterio establecido en el número 115 de Camino, en que Escrivá critica duramente la costumbre de los minutos de silencio, presentándola como inapropiada de los buenos católicos que viven la filiación divina. Fontán demostró aquel día que, cuando un numerario actúa “fuera” de su vida interna, puede obrar de manera contrapuesta a como se comporta “dentro”. Hay una diferencia entre el Fontán del año 1978 y el Illanes de los años 90: Fontán reaccionó con espontaneidad apenado ante el repentino fallecimiento del Papa y no debió de ser consciente de que estaba contraviniendo Camino, mientras que Illanes era del todo consciente de la contradicción vital en que había incurrido en aquellas circunstancias, por lo que cumplió con el encargo recibido de “fuera” en la más estricta privacidad. De ese modo sus gestiones no trascendieron a nadie de “dentro” de la prelatura personal y se evitó el riesgo de que algún miembro del Opus, si se enteraba, se escandalizara problematizándose con agravios comparativos.

Por todo ello, he sugerido más de una vez la conveniencia de que un psicólogo haga un trabajo de investigación que analice y describa con rigor científico el “psicograma” de numerario/a del Opus (14.01.2013). Comportarse psicológicamente a modo de Jano (“fuera”/“dentro”) es desquiciado y anómalo en el plano ético y, lo que es peor, incompatible con el Evangelio, que exige plena autenticidad. Thomas hizo una descripción de esta dicotomía en su artículo del 21.02.2014. Esa doble vara de medir la realidad (“fuera”/“dentro”), tan típica de una asociación sectaria, debería ser eliminada de las instituciones de la Iglesia Católica porque a la corta y a la larga perjudica mucho su labor evangelizadora al entorpecerla con patologías del todo contraproducentes.

Josef Knecht







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