Sobre ser viejo y ser sabio.- Lizzy Babieca
Fecha Friday, 17 October 2014
Tema 900. Sin clasificar


Como procuro tener la cabeza y el corazón habitualmente abiertos, en mí coexisten distintas formas de acercarme a la realidad o la verdad de las cosas. Uno simplemente suspende el juicio y trata de contemplar aquello que emerge. Y conforme la imagen es aprendida por ti, amas. Me acuerdo que venía regañando al Venerable un día para que escribiera un ensayo pendiente desde hace mil años, y él me decía que no tenía tiempo; de pronto se quedó parado mirando, ¿mirando qué?: un cachorrito al sol. Pensé que era su forma de evadirme, que no, porque luego lo terminó el ensayo. Entonces entendí que era más o menos habitual en él quedarse mirando las cosas, como la última vez, que me señaló un fulano bañándose en la fuente de la placita, a güata pelá. No lo habría mirado con mas cariño e indulgencia, así fuera su hijo pequeño…



De ese gesto, yo aprendí mucho. El otro día me retó bastante fuerte, así, con subrayados en el mail y mayúsculas. Hace poco que él me había declarado su hermana chica y se apropió super bien del papel de hermano mayor. Me quedó grabadísima la lección en el cerebelo. Hay algo en los venerables ancianos, me dije, algo tremendamente aportativo y que uno parece no aprovechar lo suficiente. ¿Qué será?

Mi marido tiene casi puros amigos "venerables ancianos". Los de la edad de él y menores que él, son como más hijos que iguales. No entendíamos porqué la gente mayor nos parecía siempre tan interesante, hasta ahora que me encontré con otro libro: "Psicología del potencial humano", una compilación de artículos elaborados en base a la perspectiva de la psicología positiva. Todos super buenos, pero yo les hablaré de dos no más: el artículo que habla de la sabiduría (Cap. 2) y el del envejecimiento humano (Cap. 6).

Que nadie se ofenda si presumo que por aquí hay varios "venerables ancian@s" circulando. Sé que en Opuslibros hay de todos los grupos etarios, sin embargo, hay un grueso respetable de personas sobre 50´ y acercándose a los 60´, es decir, tercera edad a la vuelta de la esquina. Les dedico este envió, con todo mi corazón :)

La primera idea es que la vejez es un fenómeno nuevo, quizá el principal avance tecnológico del siglo XX, pues antes la esperanza de vida eran los 33 años. Parece increíble, pero así era. La extraordinaria novedad de la longevidad humana, hace que la cultura no haya tenido tiempo aún de integrarla convenientemente, por eso pensamos que envejecer bien es envejecer sin achaques, es decir, NO envejecer en lo absoluto. Y que no: la mitad de la población mundial sobre 60 años tiene, por ejemplo, artritis, por nombrar alguna dolencia poca. De esta manera, envejecer es perder ciertas habilidades cognitivas, tener achaques físicos y vivir algún grado de exclusión social -la que muchas veces voluntaria, porque los viejos prefieren concentrarse en unas pocas relaciones. Todo eso significa envejecer, además de la conciencia de que el camino que queda es mas o menos corto.

Que el camino que queda para morirse es más o menos corto.

Esta realidad de ser viejo, tiene, por contraparte, ciertas ganancias en el terreno socioemocional, pues las relaciones con otros y la experiencia emocional en los ancianos es más profundamente satisfactoria. Esto pasa porque la conciencia de aproximarse al final de la vida, entender la fragilidad de esta, los vuelve más agudos emocionalmente, borrándose "las pequeñas diferencias entre lo positivo y lo negativo" de las realidades cotidianas. De esta manera "los adultos mayores son más propensos a contemplar perspectivas múltiples (...). Así, la cognición, puede volverse más compleja, dado que ninguna emoción, por sí sola, domina la situación, lo que a su vez puede conducir a una regulación emocional mas amplia".

Una segunda idea, tiene que ver la finalidad de ser hombre/mujer. En qué se supone que tenemos que convertirnos. Antes, cuando la esperanza de vida eran los 33 años, tenías una niñez corta, cero adolescencia y derechito a tu flamante adultez a los 15 años. Hoy día, en cambio, no se supone que debes llegar a ser algo específico a una edad determinada. Tienes una niñez laaarga y luego eres joven hasta los 40 años; después, te toca ser un rato adulto, entre los 40 y los 65. Y ya la tercera edad, que tampoco estás completo, que también en esta etapa las personas siguen desarrollándose. Ese es nuestro mundo de hoy, donde el aspecto principal de la vida humana no esta determinado por definir un estado final en particular, sino que en "la delineación de un sistema de comportamiento que promueve globalmente la continua adaptación y el dominio de las nuevas circunstancias de la vida". Es decir, tener sabiduría, teoría y práctica de lo que es fundamental en la vida; cierta capacidad de adaptación frente a los desafíos del entorno y los cambios. Algo así como navegar eficientemente.

Hasta aquí todo okey, todo clarísimo, no se trata de llegar a ser algo específico, sino que de llegar ¡¡¡a ser sabio!!!, para ser capaces de adaptarse a los cambios y hacer frente a los desafíos.... ¿Y cómo se supone que uno se hace sabio?. Al parecer la sabiduría, según mi articulo, era una convergencia de inteligencia, emoción y motivación para promover el bien individual y el bien común. Es hacerse preguntas y formular estrategias difíciles sobre la conducta y el significado de la vida, entendiendo los límites del conocimiento y  contando con la incertidumbre. "En este sentido, la sabiduría conduce a la naturaleza para que sea posible la adaptación que se espera de las personas para seguir adelante. Al mismo tiempo, la sabiduría es dinámica y esta abierta a las variaciones sociales, culturales  e individuales de todas las circunstancias de la vida".

Si pensamos cómo la vejez nos ayuda a pensar y sentir más profundamente, a vivir con más satisfacción, y si consideramos la idea de la sabiduría como nuestra condición natural, para vivir de la mejor manera, pues claro que nos conviene tener muchos venerables ancian@s en Opuslibros, que lean, pero que también escriban. Anímense. El artículo decía que entre la población anciana del mundo estaban la mayoría de los dementes -que de haberlos, hailos, pobres cabecitas-, pero también, la mayoría de los sabios.

Lizzy Babieca







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