Del pantano de mi selva.- Zartan
Fecha Wednesday, 11 February 2015
Tema 105. Psiquiatría: problemas y praxis


En mi selva hay una zona pantanosa, el agua es tranquila y verdecita como la de todo buen pantano que se precie. En el fondo duermen el sueño del olvido muchos años de otra vida, tranquilos e inofensivos, nadie altera su tranquilidad. Solo de vez en cuando se levanta una burbuja desde el fondo y ¡¡plop!! sale a la superficie.

Hace poco tuve que hacer un viaje bastante largo, eran muchas horas seguidas de avión y pasando por una serie de husos horarios. Una de mis hermanas, médico, me pasó un par de pastillas para dormir y superar el “yetlaj”. Puse cara de “nomehacengracialasporquerías” y ella me dijo:

- En total son solo tres miligramos de bromazepan y tú te pasaste una buena temporada tomando doce mgr. diarios, seis en la mañana y seis en la noche.

- Imposible, ¿cuándo he tomado yo de esto?

Y me hizo recordar mis últimos tiempos de mi vida anterior. Son temas que había borrado de mi memoria o que creía haber borrado, bastaron dos detalles para recordar perfectamente que ella vino a visitarme a la ciudad donde yo vivía y, al ver lo que estaba tomando, me ordenó -no como hermana sino como médico y muy seria- que dejara de tomar unas gotas de haloperidol que también me habían recetado (entre otras varias cosas) ya que, según ella, la mezcla con el bromazepan era poco menos que explosiva.

Eran otros tiempos, según creo, ya todo eso -si alguna vez ocurrió- ha cambiado (o así dicen).

Ahora también ha venido a mi memoria el resto de la conversación y como yo le había contado que el haloperidol me habían dicho que era para evitar alucinaciones.

-¿Pero tienes alucinaciones?
- Si, acústicas. A eso de las dos de la tarde empiezo a escuchar unos como rugidos que provienen de la zona del ombligo.
- Eso no son alucinaciones. Eso es hambre, nos pasa a todos y se curan comiendo y no con fármacos.

Como pueden suponer, mi pertenencia al equipo de fútbol en el que jugaba, duró solo un poco tiempo más. Después dejé de tomar los algo-zepan y los vario-peridoles y nunca más sentí crisis de pánico ni sensación de estar perdido en un universo alieno. Al parecer esas crisis eran fruto de mi semi-ruptura con el equipo de jurbol y se arreglaron solitas cuando la ruptura fue definitiva.

Yo pensé que eso eran cosas del pasado remoto, del pretérito que vive en el fondo del pantano hasta que el otro día guasapeando con la nume que me propuso regresar a la madre guapa me dice:

- Me despido. Me voy a acostar que ya me está haciendo efecto el Valium.

La verdad, me dio pena. Es posible que lo esté tomando solo por una tortícolis pero a mí me hizo pensar en el haloperidol para las alucinaciones. Era tal mi confianza con los directores que yo me lo tomaba sin pensar si tenía o no alucinaciones, puede que ella se lo esté tomando para sus contracciones musculares… aunque no las tenga.

Que las cosas han cambiado no hay duda. ¿Quién se hubiera imaginado hace unos años a una nume, ya mayorcita, guasapeando con un desertor de vida desordenada y para nada ejemplar? Pero me quedé pensitabundo y meditativo. Como dicen en algún lado: “el lobo pierde el pelo pero no el hábito”.

Desde mi selva y sin acercarme al pantano, muchos abrazos para todos y que os mantengáis lo mas lejos posible de los “azepanes” y similares tanto como yo de los mandriles.

Zartan de los Nomos







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