Doble gobierno del Opus Dei.- Josef Knecht
Fecha Monday, 30 March 2015
Tema 900. Sin clasificar


Manifiesto mi plena conformidad con el artículo de Lucas “El Opus Dei, una institución encallada en el fanatismo del 27.03.2015, contundente y convincente, por el que le doy las gracias. Acierta de lleno en denunciar el pecado de fanatismo de quienes gobiernan la Obra de Escrivá y en el análisis de los distintos cauces por los que los escrivarianos pueden llegar a descubrir ese pecado de sus directores que tanto daño personal causa. Ahora bien, me ha dejado en la duda una de sus afirmaciones, que dice:

Los miembros deberían ser conscientes de por quiénes son gobernados, del talante de éstos. No se piensen que es el Consejo el que gobierna el Opus Dei. La obra está gobernada realmente al margen del Consejo, por unas pocas personas mayores y algunos colaboradores más jóvenes para cada ocasión, que actúan en paralelo respecto del Consejo. Es un gobierno en la sombra, cuyo responsable último es el Prelado. Algunos Vicarios regionales lo saben perfectamente; también lo saben muchos numerarios que viven en Roma.

Tal vez mis peguntas sean ingenuas, pero desearía preguntar a Lucas si se pudiera saber quiénes son, con nombres y apellidos, esas pocas personas mayores y algunos de sus colaboradores, más jóvenes, que gobiernan en paralelo respecto del Consejo General y –se podría añadir– de la Asesoría Central. Deben de ser personas de una edad más o menos próxima a la del prelado y de su más plena confianza. Me imagino que serán numerarios veteranos o “vacas sagradas” que hace años ocuparon cargos en el Consejo General (o en algunas Comisiones Regionales) y que, por razones de edad y estatutarias, tuvieron que cesar de sus cargos, muy a su pesar, para dejar paso en el Consejo a otros numerarios más jóvenes. El prelado permite a las “vacas sagradas” y fanáticas (¿“vacas locas”, por tanto?) seguir ejerciendo, desde la sombra, el gobierno real de la institución.

Otra duda se refiere a cómo se articulan en la práctica los dos Consejos a la hora de gobernar, es decir, cómo interactúan: ¿de qué manera el Consejo de las “vacas sagradas” hace llegar e impone sus indicaciones al Consejo General, que es, según los Estatutos de la prelatura personal, el que formalmente gobierna?, o, por el contrario, ¿de qué manera el Consejo de las “vacas sagradas” puentea al Consejo General –actuando así en paralelo– para que en la práctica se impongan los criterios de gobierno de las “vacas sagradas”, diga lo que formalmente diga el Consejo General?

El actual Consejo General, estatutario y legal, vendría a ser la tapadera de un Consejo Paralelo, extraestaturario e ilegal, que sería el que realmente corta el bacalao.

Tampoco me ha quedado claro por qué sólo algunos vicarios regionales saben la existencia del doble gobierno de la Obra de Escrivá, pues pareciera a primera vista más lógico que todos los vicarios regionales tuvieran constancia de ello. Que lo sepan muchos numerarios residentes en Roma es fácil de entender porque precisamente se dedican con cuerpo y alma a las labores internas de gobierno en la sede central del Opus; otros numerarios residentes en Roma y que trabajen, por ejemplo, en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz ya no tienen por qué estar enterados al dedillo de todos los tejemanejes de Villa Tevere.

En fin, estas son mis dudas y preguntas, que no se resuelven leyendo la sección de nombramientos de Romana.

Josef Knecht









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