La Obra de don José Maria.- Rocaberti
Fecha Monday, 29 June 2015
Tema 010. Testimonios


Amigos:

Como comentario a los escritos sobre el funcionamiento de la Obra, quisiera aportar mi punto de vista. Creo que considerar que el origen del Opus Dei fue una moción divina es un grave error. El origen de la Obra estuvo en su fundador y su forma de funcionar se debe a quien le dio vida. No es otra cosa que una institución modelada según su criterio. El Opus Dei y Escriva son lo mismo.

Únicamente partiendo del carácter y la ambición de don José Maria se entiende la Obra. Quien busque en el evangelio sus raíces nunca entenderá nada. El amor a los desfavorecidos, la sencillez, la cordialidad con todos, el desinterés por las riquezas,etc. etc., no existen en el Opus Dei. Allí se busca relacionarse con los poderosos; se sienten superiores; cuando se visita a un pobre es para animar al acompañante, el pobre es un mero instrumento, como si fuéramos a un museo para estimular el sentimiento estético del acompañante; la amistad no existe y la fraternidad tampoco; el dinero, las joyas, los edificios lo son todo: es como si Jesucristo se hubiera ido a vivir al mismo barrio que Poncio Pilato y la Virgen pasara las tardes en casa de la Poncia haciendo apostolado, mientras las auxiliares le limpiaban la casa.

Como dije no creo que don José Maria fuera una mala persona, pero sí que su alma tenía oscuridades: odio a quien dejara la Obra; engaño en no mostrar y traducir, en las lenguas del lugar, las Constituciones, para que los candidatos tuvieran un tiempo de discernimiento; no respetar la libertad en la elección de confesor para que cuando alguien necesitara un juez que no fuera parte, pudiera hacerlo; Afirmar que la Obra tuvo origen divino: él pudo creerlo, pero fue injusto en obligar a los demás a hacer lo mismo; fomentar un proselitismo interesado sin pensar en el bien de las personas, sino sólo en los intereses de la institución (El papa actual ha pedido que no se haga proselitismo); controlar la vida, el pensamiento y los bienes de los demás. Fue una perla, aunque santa, heroica. Tuvo carisma.

Yo le recuerdo amable: una vez tuve ocasión de hablar con él y fue muy simpático; pero también tengo la experiencia de que influyó demasiado en mi vida: mi religiosidad careció de espontaneidad, siempre intentando seguir las pautas señaladas por los directores, muy contrarias a mi forma de ser. Estuvo muy pendiente de su Obra y poco de las necesidades humanas de la gente que se acercaba a su organización. Supongo que si lo hubiera hecho, la Obra no tendría el poder y la riqueza que tiene. El éxito de su invento fue su gran baza, pero ha dejado mucha gente en el camino, y esto no es lo que predicó Jesucristo.

Rocaberti 









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