La moral social y la coherencia del Opus.- Josef Knecht
Fecha Friday, 21 August 2015
Tema 070. Costumbres y Praxis


La moral social y la coherencia del Opus

Josef Knecht, 21/08/2015

 

 

Estoy del todo de acuerdo con los comentarios de Orange (19.08.2015) acerca de las justas reivindicaciones de Antonio Esquivias. Acierta en el análisis moral tanto de las exigencias éticas universales (derechos humanos) como de las evangélicas (caridad fraterna). Dejando de lado las cuestiones jurídicas de la reivindicación de Antonio, que han sido discutidas entre otros por JaraySedal (19.08.2015) y por Class (19.08.2015), y centrándonos tan sólo en el plano ético y moral, como hace Orange, convendría tener presente otro aspecto moral que a continuación expondré.

Como todos sabemos, la Obra de Escrivá presenta en su versión oficial a sus miembros como cristianos corrientes en medio del mundo e insiste machaconamente en que no son religiosos y en que, por eso mismo, ejercen un trabajo profesional que se esfuerzan por santificar para así alcanzar la santificación personal. Y también sabemos que, en la práctica de su vida interna, los numerarios y las numerarias viven como religiosos, en contra de lo que proclama la versión oficial. Esta grave contradicción lleva consigo, entre otras muchas consecuencias, la creación de un limbo jurídico al que van a parar aquellos numerarios y numerarias que, por obediencia a sus directores (la misma obediencia que un religioso para con sus superiores), trabajan muchos años de su vida entregados a las labores internas, como fue el caso de Antonio, sin establecer ninguna relación laboral entre los directores y los que a su servicio trabajan.

Y aquí se encuentra el problema moral. No se puede proclamar a los cuatro vientos la doctrina de la santificación del trabajo en medio del mundo, cuando la propia institución que la enseña genera situaciones tan distantes a las de los ciudadanos que ejercen una profesión en medio del mundo. La santificación del trabajo implica siempre respetar los derechos humanos de los trabajadores y la justicia social: de hecho, incluso los textos oficiales del Opus afirman que, para santificar el trabajo, tanto el empresario como el trabajador tienen que cumplir con las leyes civiles; si no, no puede haber santificación personal. De nuevo aparece la contradicción entre lo que en teoría la Obra escrivariana predica y lo que en la práctica viven esos numerarios dedicados a labores internas, pues trabajan en un contexto en que no existe relación laboral, y eso no tiene nada de mentalidad laical ni espiritualidad secular.

También resulta chocante que la prelatura personal del Opus haya tardado tantos años en comenzar a cotizar por sus sacerdotes, a diferencia de las diócesis españolas que, desde hace muchos años, cotizan a la Seguridad Social por los sacerdotes diocesanos. ¿No hubiera sido coherente que la prelatura personal hubiera comenzado a cotizar por sus sacerdotes al mismo tiempo que las diócesis, teniendo en cuenta que el Opus proclama que la espiritualidad secular lleva consigo el fiel cumplimiento de las leyes civiles? Las diócesis españolas comenzaron en los años 80 del siglo pasado a cotizar a la Seguridad Social por sus sacerdotes por exigencia de las leyes del Estado; pero el Opus ha comenzado a hacerlo en el año 2007: ¿a qué se debe tanta tardanza en cumplir con las leyes civiles? Además, se da el caso de que los canonistas de la Obra de Escrivá sostienen –aunque en esto, como sabemos (ver Daniel M.: 22.01.2007), se equivocan– que las prelaturas personales son equiparables, en el plano del Derecho Canónico, a las diócesis y a otras estructuras jerárquicas de la Iglesia; precisamente porque esa es la doctrina canónica que el Opus sostiene, ¿no hubiera sido coherente obrar al unísono con las diócesis españolas en lo referente a la cotización de sus sacerdotes? Pues no fue así.

Meter laicos y laicas en un limbo jurídico de esas características (ausencia de relación laboral) y haber tardado tantos años en comenzar a cotizar por los sacerdotes es lo menos laical y secular que pueda existir en este mundo. Y eso lo hace una institución que se llena la boca dando lecciones de mentalidad laical y presentándose, a tenor de su carisma fundacional, como pionera de la espiritualidad secular en la historia de la Iglesia. Si obrar así no es inmoral, dígame alguien qué es.

El amigo Antonio Esquivias hace muy bien en reivindicar a la prelatura personal del Opus una justa reparación por esta burla que ha causado graves daños morales y económicos a él y a tantas personas. Se trata de que la Obra de Escrivá ponga de verdad en práctica lo que en teoría predica.

Josef Knecht









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