El mal saturnino en el Opus.- Pitable
Fecha Monday, 14 September 2015
Tema 050. Proselitismo, vocación


EL MAL SATURNINO EN EL OPUS

Pitable, 14/09/2015

 

Saturno es el símbolo de la tristeza y de la obscuridad... es decir, de ese mal del alma que aqueja a muchas personas hundiéndolas en la depresión e incluso en la desesperación.

Me acordé de ese mal saturnino releyendo el suceso del padre Danilo del que hace tiempo nos daba noticia Agustina. De inmediato me vino a la memoria la gran cantidad de numerarios con los que conviví en México, que estaban (y están) enfermos de depresión y de otros padecimientos mentales parecidos. Situación que se fue volviendo más crítica con el paso de los años.

Siempre me pregunté por qué tantos de mis hermanos mayores tomaban pastillas de todo tipo para sostenerse en el ánimo de continuar viviendo.

Hubo una época en que inventé explicaciones falsas para tratar de dar razón de ello a los numerarios más jóvenes. Les decía que ese mal saturnino estaba relacionado con situaciones de estrés y cansancio, incluso mental (surmenage, decíamos con la proverbial cursilería del lenguaje interno de la obra), es decir, era una secuela de la entrega desmedida de esa gente, que, sin pensar en sí mismos ni en su descanso personal, habían dejado la piel y la salud por sacar adelante las labores.

Con el paso de los años asumí que aquello no era como yo decía, sino que se trataba de un mal derivado de tensiones interiores muy fuertes como, por ejemplo, la honda contradicción que sienten los numerarios entre su realidad personal y el discurso oficial de la institución, es decir, entre su supuesta condición laical (basada en la negación de ser religiosos) y la realidad del régimen de consagrados en la que vivían y respiraban todos los días.

Pero desde mi punto de vista había otra causa de esa depresión que me parecía más grave. Me refiero a la traumática experiencia de creer en esa condición existencial tan paradójica llamada en la Obra vocación.

Personalmente, y después de haber sido numerario durante más de veinte años, no creo que exista la vocación al celibato en el Opus Dei. Es probable que exista en otras instituciones, pero no ahí. Y pienso eso porque yo mismo fui un gran manipulador de pitajes… Al primero que se me atravesaba en el camino, le sugería (planteaba) la vocación al celibato, repitiendo frases hechas y muy sobadas como, por ejemplo, “lo más probable es que Dios te esté pidiendo más”, o “No has pensado en la posibilidad de…”

Hice pitar así a decenas de muchachos, no sin algo de dudas, pues de chico pensé que la vocación religiosa o la pararreligiosa era cosa de unos cuantos, y me daba cuenta de que en el Opus era masiva y general.

La gente está triste y Saturno hace su morada en los centros del Opus, porque las personas viven interiormente escindidas, sabiendo que esa institución los reclutó mediante técnicas muy humanas de cooptación y manipulación. Es decir, porque no deberían estar ahí ni vivir de esa rara manera. No deberían de estar ahí... ¿La mayoría? ¿Todos? ¡Vaya cosa más escabrosa! No lo sé. Lo que sí sé es que resulta muy difícil creer en la vocación cuando ésta no es sino el resultado de un proselitismo agresivo e irresponsable. Y a ello atribuyo que se haya generalizado el mal saturnino en sus casas, llegando a manifestarse en ocasiones en situaciones lamentables como la del padre Danilo, que en paz descanse.

Pitable









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