Este verano tuve la inmensa suerte de poder hablar con un cura muy especial. De esos que en mis años de dentro, tildaba de… no se sabe qué. Se atrevió a diagnosticarme anemia de conciencia… ¡a mí, que tenía el marchamo de conciencia bien formada! Y que iba por la vida creyéndomelo… La medicina que me recomendó fue arriesgarme a actuar como pensaba, sabiendo que me podía equivocar y no consultar nada a ningún cura en una larga temporada…

Hace poco hablando con una persona de “dentro” me comentaba que la obra era un desastre por muchos motivos pero que por lo menos, había que admitir que daban buena formación. Me quedé mirándole y sonriendo le dije que eso pensaba yo hasta hace poco, pero que había descubierto que la obra lo que imparte es una muy buena Deformación. Se quedó pensativo y pasamos a otro tema.

Al hacer tal descubrimiento me quedé en estado de shock, pensando que ni siquiera podía dar catequesis de Comunión, pues las pobres criaturas podían salir taradas…

En fin, ahora me explico para qué sirven tanto medio deformación. ¡Gracias a Dios nos fuimos!

A.Plaza